sábado, 17 de enero de 2015

Epitafio




Los huesos de las aceitunas que cayeron del acebuche están limpios, pelados.

Apenas se ve un insecto aunque los pájaros abundan mientras deja de llover. Emiten numerosos ruidos y saltan de un árbol a otro, de una rama a la discordia.

También los gatos están al acecho. Te miran, se recrean, y dan la espalda. Falso como los gatos el ser humano descubre que no es bello ni bueno, uno más, simplemente uno más.

Quien crea lo contrario, pues eso, que lo crea.

También vivir precisa de epitafio.