sábado, 4 de octubre de 2014

La ley de la primera persona




Amo al ser humano puro, sin rencores. Aquel que realiza sus actos en la desesperación lo evito. Es la ley de la primera persona, del ejercicio de espontaneidad.

Muere occidente, y con él el mundo conocido. Agoniza la falsa verdad, el engañoso misterio. No debemos dudar de aquello que conocemos, aunque sea maravilloso, es vivencia, es realidad.

Los primeros filósofos aprendieron a ser, a estar, a permanecer. Spinoza en cambio era el maestro. El pensador de la naturaleza. Platón y Spinoza evitan los problemas, las insinuaciones.

Todos buscamos un método real. Todos menos los gilipollas. Aquellos que se creen algo en la nada.