miércoles, 11 de diciembre de 2013

Sin prioridades




Existe en el caos un poder que no observamos. Algunos lo llamamos facultad. La naturaleza no manifiesta los fenómenos sensibles. Hay que aceptar las razones opuestas para llegar al centro. La poesía es dolor pero también es esperanza. La poesía verdadera es dogma, el punto capital que observa lo sensible para comprender lo inteligible.

Un gusano come la hoja de una lechuga verde. Va dejando orificios, circulitos pequeños que mantienen su integridad, serenidad y no turban las decisiones ni las prioridades. Cada círculo es una facultad. Cada círculo es un poema. Los círculos se expresan con un discurso de pasión, con la misma sugestión de la naturaleza.

La poesía verdadera no presume, ni posee agitaciones. Como los agujeros de la hoja de la lechuga permanecen intactos, sin prioridades, sin tiempo.

La poesía indiferente es fantasía, el falso equilibrio de la discrepancia. No la desechan los hombres, lo hace el tiempo.

La hoja de lechuga es alimento, los no poetas la miran tanto y la manosean que se acaba pudriendo ante su vista. La dejan morir en una falsa naturaleza.

La poesía verdadera nunca presume, guarda silencio entre las otras hojas de lechuga, aquellas que no serán sensibles.