domingo, 10 de noviembre de 2013

Sonrisa siniestra




La poesía no se busca, con ella no debes insistir. Llega cuando desea, nunca cuando tú quieres. La poesía es el águila o Zeus que ronda las cabezas pero no se establece si lo solicitas.

Hay sonrisas siniestras, manifiestan los círculos que engordan, son círculos cerrados que se alimentan del humo negro de la falsedad. Entre ellos el más tonto suele ser siempre el más impertinente.

La felicidad, la manifestación de felicidad, la exteriorización de la felicidad, es la falsa felicidad. Aléjate de los felices, no lo son y tú podrás llegar a serlo pero por otras vías.

La felicidad se vende como ausencia. El ser feliz no se engalana, prosigue su lectura en silencio y soledad. A veces se acerca a Spinoza, otras a San Juan, duerme con Nietzsche y Kafka, lleva flores a la tumba de la Zambrano y un poco de comida a los gatos que allí acuden a diario.

Si buscas el éxito dirás que eres feliz y entonces aparecen las sonrisas siniestras.

El indolente número 13 me ha ayudado a recoger los últimos pimientos, algunas naranjas y madroños, una lechuga. Hemos ordenado la leña y puesto ratoneras alrededor de los troncos.

Un pájaro asustado se ha escondido en el pretil de la entrada. Señala el cielo, solo el cielo. En lo más alto vuela un águila.