miércoles, 9 de octubre de 2013

La sombra siniestra




He cambiado el concepto sobre la poesía española contemporánea. Miro las líneas de las manos y hablo con el indolente número 13. Ahora recibo muchos originales inéditos. De aquellos que dicen llamarse poetas y publican en Hiperión, en Visor, en Pre-Textos, en Renacimiento, de los mismos que han conseguido galardones de primera magnitud.

Sus obras merecen el reconocimiento de una crítica en la que no creo, de una universidad viciada por el odio a Wert y sin puñetera idea de poesía (son filólogos), y de unas revistas y suplementos que tan solo reseñan aquello que se paga bien para mantener las páginas. Lo que figura en las páginas personales y en las bitácoras no me interesa, es partidismo.

Leo con calma, pausadamente, y encuentro vacío, ausencia de vida. Corrección formal (como si hubieran estudiado en la misma escuela), citas interminables, y un interés que resulta incapaz de levantarte de la silla con muletas.

He cambiado el concepto de la poesía española contemporánea. Aquellos que merecen la pena y crean en silencio y soledad andan repartidos por una geografía originaria. El resto no me interesa. Lo curioso es que nunca lo ha hecho.

Sin poesía, sin filología, sin vida. El ultramundo existe. Se llama vacío. Y no llena ni las piedras. Aunque se apelliden o llamen. El hueco del humo es sombra, sombra siniestra.