domingo, 11 de agosto de 2013

La segunda caja




Nunca habrá poesía hasta que dejemos de ser. Buscamos el camino, nos guiamos de fuentes y de clásicos, entendemos que la ruta es la correcta. Pero lo zetético solo aparece cuando hemos dejado de ser. Solo así seremos en la verdad, en la virtud y en la justicia.

Los indolentes son seres que dejaron de ser en otra eternidad, y así lo manifiestan. Buscan el silencio de las palabras y la soledad de las almas o espíritus, de sus propias almas libres de los cuerpos. Han encontrado la verdad.

Desde que abrí una de las dos cajas misteriosas leo el contrato cada noche que estoy en casa. Antes de dormir y reclinado en la cama, repito palabra por palabra todo lo que allí figura. Hay fragmentos que conozco de memoria y los recito con los ojos cerrados. Otros párrafos intento saltarlos pero la luz lo impide.

Cuando termino he perdido el sueño. Tomo las 9 piedras. Las recorro con los dedos, las aprieto en la mano. Pierdo el miedo y pienso en Platón.

La segunda caja posee los recuerdos de las otras vidas. Siempre viajas de un cuerpo a otro con la segunda caja. No es visible a los siniestros ni a los acompañantes.

Observo la segunda caja. Toco su silueta. No he dejado de ser.