sábado, 16 de marzo de 2013

Ojos de plástico




CULTURA. Simplemente cultura. Su ausencia ha motivado esta crisis patente y todas las consecuencias. Aquellos intelectuales considerados de prestigio u oficiales serán condenados, en un futuro, por la humanidad. Se han cruzado de brazos.

Movimiento, guerra, revolución. Y en primer lugar, muy por delante: cultura.

La sociedad se ha embrutecido, los valores que se han desarrollado han hecho estragos en las conclusiones finales.

Todo es mentira. Lo que había, lo que hay, lo que habrá. Mientras alguien no dé un puñetazo sonoro sobre la mesa del salón, la que tiene una tapa de cristal, y rompa la realidad, no conseguiremos nada.

Las visitas al paraíso, después. Dejemos lo bueno para más adelante y centrémonos en dar cultura a los incultos que se vuelven irracionales y malas bestias.

El vicio ha permanecido sobre la mesa, el conocimiento se ha confundido con la falsa sabiduría, al presente le hemos llamado pasado y al futuro presente. De una dimensión se ha pasado a otra en los instantes precisos y premeditados. Y el pie que adentras en el centro indudable da marcha atrás. No vayan a decir algo impropio los no sinceros.

Con cultura y conocimiento se habrían superado todos los males, hasta los más propensos a la desesperación.

Muere la realidad con el aliento fétido de la oficialidad. Huele a vacío. Humildad, sinceridad y compromiso. Y así incordias al vecino, a la mosca o al orden jónico. ¡Quién pudiera ser hombre verdadero!

Ahora respiro y hay aroma a romero. ¡Qué belleza!

Ahora dejaré de ser para seguir siendo un pobre infeliz que fumaba a escondidas, en el cuarto de baño.

Ahora vivo del presente, el pasado no existe.

Ahora que la virtud es compromiso y deseo.

Ahora mastico el chicle sabor a Coca Cola.

Ahora llaman mis padres desde el cielo y les sonrío.

Ya viene la cultura con sus ojos de plástico, al menos puedo ver algo.