domingo, 14 de octubre de 2012

¡Ehh!


A MIS hijos leía poemas, ponía música clásica y los miraba. A mi nieto A. le enseño el humo que desprenden los libros en la hoguera. Le hablo suavecito, le repito No creas nada de nadie. Y emite un ¡Ehh! amplio y seco.

A punto de firmar mi contrato con Satanás que proporcione tranquilidad y respiro. El estado de ansiedad no se soporta y el árbol de dios ni se mueve ni da frutos.

Río de todo y de todos. Ya han conseguido bastante, y bastante es poco y poco ¡Ehh!

La vida me apasiona. Piso los libros en el suelo, los pocos que van quedando de la pira. El cielo se vuelve gris y las migajas de los acontecimientos dejan de perseguirme. Ha muerto Juan de Dios. Un poeta y un hombre. Mientras pienso en el cielo firmo con Belcebú mi propia muerte. ¡Las vueltas que da la vida!

Sobre el pilón caen las bellotas. Preparo la maleta para conocer los nuevos mundos y el aire deja respirar sin humo. Me escriben y a todos les digo lo mismo. Qué me dejen en paz, conmigo mismo. El dolor del pecho es único, inservible. Y la situación de ahora es la misma de hace muchos años.

Ya no tengo momentos. Mientras mi hija perdía el último aliento la agarré de la mano y le dije ¡Ehh! Y ella escuchó la premeditación. Ahora la tengo a mi lado, junto a su hijo A. Acaricio a ambos. Les muestro mi cariño.

Con la voz muy baja, y suavecito, les repito ¡Ehh! No creáis nada de nadie. Todo es mentira.