lunes, 16 de julio de 2012

Son pronunciamientos


MIENTRAS quiero decir que la plaza del Pan es la esencia de dios, aquellos que desconocen mienten. Es ley de vida, de la ordinaria vida que acoge las mentiras. ¿Has sido coherente con tus exposiciones? ¿Estás seguro? ¿Segura?

Después de todos estos años hace frío. Lo siento en las entrañas. Últimamente duermo poco. Me levanta Leopardi en la madrugada veloz, el infinito. A todos los poetas de ahora digo que dispongo de una producción completa, a aquellos que vienen del cincuenta para atrás, me dejo querer. El éxtasis es la insinuación, la verdad de tu lunar de la espalda.

Mala vida. Lo repite Jorge cada vez que le llamo. Todo suena a despedida. Una muchedumbre se provisiona a las puertas del Congreso. Las cadenas no dicen nada. Pérez Reverte sigue haciendo el gilipollas. El escenario es siempre el mismo.

El poeta canta, lee, persiste, identifica el encanto con la azotea de Moguer y, entre tanto venir, se esconde. Suena el despertador y vienen esos ojos de amor como los tuyos. Ojos verdes pasión, verdes Florencia, luminiscencia. He vendido mi sonrisa a Satanás, el oro lo dejé en la cuenta corriente del paraíso fiscal, aquella que me enseñó dios en noches de diciembre.

Todo suena a despedida desde entonces. Han sido muchos años. El daño lo dejamos para mañana, que el tiempo no define y la continuidad persiste. Si alguien pregunta le dejas la nevera vacía y los ojos en manos de buitres.

¿Russell? ¿Heidegger? Platón, solo Platón. Con ello me conformo, me confirmo y me identifico. Es la verdad. Entra un matiz por la ventana y dejo que se muera. Tiene razón Parra. La vida es un engaño y aquellos que intentan descifrarla se columpian. Se desean sentimientos y son pronunciamientos.