jueves, 26 de julio de 2012

Por los siglos de los siglos


AQUÍ luchando con un desvío que se agarra al codo y no desea soltarse. Y el codo es el camino que nos lleva a la mano, y la mano al cuaderno marrón.

Dice don Nicanor que los desvíos permanecen por los siglos de los siglos. Y le reprocho siempre el mismo comentario.

Ahora, bajo la luz de una luna repleta de colores, contemplo el hemisferio. Y creo que Parra tiene razón. Sin desvíos no hay matices. Sin interés no existe la discordia, el caos, la perseverancia.

Lucha uno para poco o nada. Duele el codo cada vez más y el cuaderno marrón acaba sin hojas y en la basura. Tengo que desplazarme hasta las sombras para depositar allí lo que podía haber sido.

He apagado el tocadiscos y he jugado en la noche a arrojar los vinilos contra las encinas. Se escucha el sonido de los pájaros y de las ranas. Salen las salamanquesas a la luz del porche, a buscar su alimento.

Reptiles contra insectos, pájaros contra hombres. Es Platón que me llama desde la cocina. Prepara algo. Tomo con la mano izquierda el codo derecho. Está caliente. Este desvío quema, arde. Deseo que se convierta en humo y se disperse. Pero a pesar de todo permanecerá por los siglos de los siglos.