miércoles, 25 de julio de 2012

Hambre para mañana


HEMOS hipotecado nuestro futuro por muchos años. España nunca será lo que ha sido. Los intereses que se pagan por los bonos no son asumibles. La diplomacia no funciona.

Han ido por España. Aquí las cosas no se han hecho bien, pero los especuladores y los países del norte (Alemania entre otros), han destruido España. Después irán por Italia, más tarde por Francia, aunque aparente estabilidad la Bastilla está muy jodida.

Y este es el cuento de comenzar y acabar el mismo día. No me extraña que nuestros ministros anden por Europa suplicando clemencia, aunque cuando los reciben ven más demencia senil que aristocracia.

España no consigue levantar cabeza. Estamos estampados frente a los medios que retratan a una prima de riesgo cada vez más abultada. Y nos asustamos. Pero los bonos marcan el ritmo, la verdadera historia de una próxima caída.

Aunque Gregorio Luri siga defendiendo a los políticos y establezca comparaciones filosóficas con la antigua Grecia, ni estos políticos son los que eran entonces y no olvidemos que Grecia ya ha sido rescatada. No sirve de ejemplo.

Un país es una historia y la historia presenta continuidad. No consigo entender nuestra pasividad. La economía sumergida de España es tan grande que no hay tantos parados como dicen. Y hay tantos enchufados, que las críticas y mensajes por redes sociales en el fondo las manipulan aquellos que no desean que se les corte el grifo. Un grifo que no ha dejado de manar agua en muchos años.

La culpa fue de Aznar, él es el culpable, quien inició el origen de todos nuestros males. Impulsó a España a una economía que no ha dado resultados. Pan para hoy es hambre para mañana.