domingo, 6 de mayo de 2012

La sinceridad


EN la naturaleza siempre estamos desnudos. Nos dejamos llevar por lo indeterminado, nada es lo que parece y en su defecto, todo es igual y tú lo sabes.

Muestra tu condición, tus ojos, abre las manos, entrega el alma cuando sea preciso. Tu obra te delata, tus pensamientos tienen esa abertura gris que condiciona.

Nunca sientas vergüenza, es preciso que tiembles. El miedo es necesario, el miedo es el frío, la tardanza, la propiedad del acto literario.

Hay alguien en tu vida que intenta transformarte. Suele venir de noche, mientras duermes. Sientes un escalofrío ajeno y diminuto. Es la emoción, el alimento, la prestación y el fuego. ¿Lo ves? Es imposible. Deja un hueco en la cama, sudor, olor a rosas rojas. Tiene la sombra de un ángel negro que intenta vender libros de poesía.

No consigo recordar la primera vez que me visitó. Sentí un recorrido constante y consecuente, pasó toda la vida libre de la tormenta en un confuso laberinto. Dejó una mancha sobre la mesita, una señal dominante, como una cualidad.

Vuelve a hacerse tarde. Hace frío. Este diciembre azul me hace que no venga a la memoria. Imaginar y recordar se superponen y confunden. Suena la voz de dios. Viene de su árbol.