miércoles, 15 de febrero de 2012


NICOLÁS Gómez Dávila tiene sentencias buenas, magníficas, pero claro, la ausencia es limitación y el abuso ignorancia. Hay algunas intrépidas, otras significantes y muchas que son la nada. Pajas mentales, sueños o desvinculaciones de citar por citar o, tal vez, ir citando. Avisar es de necios, referir de cobardes, mencionar los lugares, los hechos y las causas cristalizan la cita. Citar, sin ir más lejos.

Ahora todo cuesta un poco más: escuchar a los pájaros, esperar a que llueva. Va anocheciendo más tarde. Los días son más largos. La duración como el tiempo, el alimento y la temperatura, son matices.

La diferencia que existe en un matiz y una cita la dedujo un rabilargo sobre el pozo un mediodía. Sobre las piedras, la hierba o las cortezas de pino. Sentenciar es rare. Y citar es easy.

Suena de fondo alguien, no distingo el concierto. El camión de la basura sacude los contenedores a deshora. Aprieta los residuos, los convierte en cuadrados que ocupan poco espacio. Es la condensación. La cita. La sentencia. La frase, el vulgarismo, eso que algunos llaman aforismos. Y el aforismo es rare.

¿Lo has olvidado? No hay matiz en lo corto, tal vez en lo breve, pero lo corto no es breve, es muy superficial. Una cita, por ejemplo.