sábado, 7 de enero de 2012



Y vuelve a hacerse tarde. La vida ha cambiado como lo hacen las mariposas en la fuente. El sentimiento de clarificación se convierte en una manifestación de objetos ambulantes.

Con dieciocho años uno entra en crisis por muchas cosas, la primera el hecho de vivir. Una crisis es un diálogo platónico. Se habla consigo mismo. Los seres queridos fallecen en camas de hospitales y la luna, en la noche, parece que menciona un nombre, el tuyo.

Hay una nube sobria entre todas las nubes. La nube es un destino. Es una nube blanca, con trozos de vivencias, con restos de cariño y una pizca de sal para evitar el hielo.

El humo del cigarrillo ha molestado al topo. Sentado en el argumento termino de corregir las pruebas de Libre de la tormenta. El "Soneto VII" de Garcilaso lo es todo. Detrás de ti, es la bendición. Guardo dentro el alcohol amarillo, los girasoles ciegos y el cable del teléfono que dice que me vaya.

Como un tonto he hecho las maletas. Ordeno la ropa interior, las camisas, los pantalones y estas perchas se dejan como símbolo exacto de la continuidad.

Me piden los derechos para que en otro idioma los versos se publiquen. Y le digo a Barrie si es verdad que hay idiomas. Un verso es un cristal que se mancha mientras pones las manos. Y el cristal es un símbolo. ¿Bendición o continuidad? Puedo decir proceso: la crisis de la vida con algunos más años. Pero, ya es tardísimo.