sábado, 31 de diciembre de 2011



SI digo que te quiero me duele la cabeza. Por eso, en estas tardes, me acuesto con Catulo, con Parra, con Rilke o con Novalis. A Colinas lo dejo para cuando amanezca. La brisa en la mañana y la encina o el olivo, enriquecen su obra.

viernes, 30 de diciembre de 2011



LLEVO todo el día con Barrie. Me ha pedido una copia del Nicanorias, dice que le intimida. Incluso se ha atrevido a componer una sobria balada como banda sonora de la vida.

En Escocia, me ha llevado a Edimburgo. Se nos unió Thomas Hardy. Hemos apagado lo que queda de aquella vieja llama. Meredith ha enviado un telegrama. Nos espera en Portsmouth.

Entre tantos amigos siempre recito a Parra. No logro acostumbrarme al horario de aquí. Es la naturaleza que cambia los solsticios y los trópicos se funden en versos boreales.

Barrie ha recitado este poema del Nicanorias fechado en 1989.

Cuando la cera acaba
y la llama se muere,
suena el teléfono,
este viejo aparato
que entierra a las personas.

He negado tres veces la propia cortesía. Un holandés errante se ha enfadado conmigo. Pedía unas libras por una simple fruta y me opuse en redondo. El tulipán farsante ha empujado mi espalda delante de los míos. No ha hecho falta decir nada, ni siquiera respirar. Le he mirado a los ojos y he repetido bajito: ¡Fuck you!

Meredith se reía. Ha robado una manzana de otro puesto ambulante y ha ampliado el círculo. Los hombres de la vida tienen banda sonora. Algunas ni se escuchan. Otras no soportan el frío.

jueves, 29 de diciembre de 2011



SIEMPRE amo lo que tengo, cuanto poseo me alegra y divierte. Aunque no sea feliz. Nunca escribo de pie, sentado es más sensato. El olor de las velas reduce el humo del tabaco y lo concentra en un espacio dentro de la vivienda. Como si viajaras con Luis Rosales y María en barco, con Dorothy serenísima, Dorothy glamorosa. Es Oigo el silencio universal del miedo. La carta entera. La almadraba. Un rostro en cada ola. Es Luis Rosales.

Fábula no es ficción. Es la realidad más pura de trama argumental diaria. Fábula posee todo el fundamento. Como dicen algunos, las lecturas de aquí se han empeñado en deshacer lo incierto y el fracaso. Por el paseo de piedra recorro los instantes del frío. No debo ser más cálido. Los hombres consecuentes suelen saber de la contrariedad.

No hay bosques sin árboles. No hay hombres sin poesía. Platón los expulsaba, nunca los extinguía. La humedad del entorno es un principio. La luz no llegará hasta la tierra si las ramas son densas.

En el centro del bosque no puedo ver las nubes. Solo escucho a los pájaros, no los diviso.

He arañado la pared en surcos. Hay números y letras y luces encendidas. La costumbre es un derecho, la distancia algo necesario. Es la misma canción que suena y se repite. Los prodigios se los regalo a Dorothy, el amor al cigarro.

Alzo la voz para separar la producción del fracaso. La cancela del cuadro se ha abierto en el óleo. Las niñas pasean por la orilla, y las contraventanas permanecen cerradas. El corazón no pide voluntades, busca recursos de cariño y una explicación ante la diversión.

Amo lo que tengo. Lo que no quiero lo odio. Y a vosotros, los políticos, poetas, bosques sin árboles, os regalo Oigo el silencio universal del miedo. Lo escribió Luis Rosales. Estaba en Cercedilla.

miércoles, 28 de diciembre de 2011



ME repiten, como a Víctor Botas, que deje de fumar. Y es que no puedo. No sé si es el humo, el sabor, o la melancolía de soltar el paquete encima de la mesa, junto al resto del vicio: la botella de whisky, el vaso con hielo, las velas y los libros. El cenicero repleto de colillas y el tanga (ropa interior negra de un trofeo matutino) manchado de cagadas de gecónidos.

Socialmente estoy mal visto. Hasta debo esconderme de los atareados. Debí dejarlo antes. Unos amigos me llevaron a un hipnotizador fantástico que hacía milagros. Treinta personas en una sala. Dispuestos que la libertad redime, convencidos, entregados a la ausencia de luz y a una voz con carisma que nos iba durmiendo.

Justo en esos momentos en los que dejas de ser tú para ser otro, y sigues siendo el mismo, recordé a Juan Ramón: la mesura de barba, la otorgación del acto. Pensé en el anillo, la azotea, mis pájaros, las nubes, la encina y el olivo. Traje a la memoria a Víctor Botas, Historia Antigua, Segunda mano o Retórica.

Salí de allí con un libro de Platón en las manos, el Critón. ¿Justicia o injusticia? Me fumé al hipnotizador en un descuido súbito. Sabía a contrato social, a sueño. Era la rebeldía.

Ya en casa, en silencio y soledad, decidí prender fuego a todos los centros de estética, a las hojas de arroz y a los perfumes. Encendí un cigarrillo y aspiré. Al tercer día originé una corriente de humo llena de dignidad. No es rebeldía -me dije-, es excelencia. Sí, es decoro. La voluntad de ver más allá de los árboles.

martes, 27 de diciembre de 2011



EN invierno renacen los desvíos. Hay que tener cuidado. Crees que la libertad es el verso y que la luz de las velas ilumina el mediodía. Es un error. No puedes tener hambre, ni frío, ni miedo, ni sueño. Atacan en cualquier momento, aunque duermas viendo la nieve.

Un desvío es una botella vacía, un vaso que se rompe al caer, una servilleta mojada, un pájaro sin alas.

Busco el río. El nacimiento de la mansedumbre. Releo Mediodía en Kensington Park. Suprimo los desvíos. No hay mapa del tesoro que lleve a los matices, es por eso que acudo a Platón. Si te pido que me cantes al oído no te conformes con tararear. Estoy contigo para que me cantes. Vale la de las minas, la de que en el salón había velas para ver, la de pasión.

No me gusta la poesía que se escribe ahora en Andalucía. Solo viven del cuento, de la historia, del pasado. Imitadores de lo absurdo, la mente se llena de desvíos.

He tenido un sueño. Todos los políticos se han suicidado. El marco de fotos sobre la chimenea se ha movido con la noticia. En el cristal un pájaro golpea. La encina o el olivo. ¿La encina o el olivo? La esencia y la verdad.

El naranjo de Sevilla es la apariencia. Las palmeras de Cádiz la vergüenza. El madroño la rabia.

Tengo cinco acebuches. Un raro ejemplo del confuso laberinto. Ocurre que en su tronco no existen los desvíos pero tampoco habitan los matices. Un perro, ladrador y distante, arroja la tierra y se hace un hueco. La abertura del alma.

Nunca escribo en invierno. Corrijo y leo. El cuadro de Neville es testigo de cargo. El conde de Berlanga del Duero amaba los colores. He admirado, sufrido, creado y ahora, precisamente ahora, fijo la vista en las luces de las velas, los oficios de la libertad. Nunca hablo conmigo mismo. Es cursi.

lunes, 26 de diciembre de 2011



LA libertad del vaso otorga compromiso. La mancha de carmín, el hielo derretido. Hoy en Londres una joven muy bella me ha ofrecido un abrazo. Ha ocurrido de pronto. Cerca de Regent’s Park. Paseaba por Titchfield Rd. La cena para dos. ¿Era Orrery o Fifteen? El puré de verduras, exquisito. No puedo tomar ave. Las nubes de postre han permanecido intactas.

Se ha empeñado Sharleen en que viaje a Escocia. Soy incapaz de comenzar un verso, ni una sola palabra. ¿Piedra, papel o tijera? Los centros de belleza han pedido un eslogan. Es la libertad. El compromiso. ¿En inglés?

Sigo liándome con Marylebone. Los taxistas me odian. Con la mitad de mi sueño podrás construir palabras. Con la otra mitad serás capaz de hacer un menú barato.

Espero a Jorge en Southampton. Debe llegar muy pronto. Recuerdo a Juan Ramón. En Moguer ahora olería a gloria, aquí a mazapán rancio.

Tengo todos los versos dentro de la alcancía. Guardados y revestidos de ceniza. ¿Qué haces aquí? Debes marcharte que llega el frío.

La libertad es un sentimiento de clarificación tan amplio, como el propio vaso. No creo que vaya a Escocia. Arrojaré los ojos dentro de la alcancía.



domingo, 25 de diciembre de 2011



UNO aprende a vivir en un país sin vergüenza, sin moral, ni un ápice de ética. Uno escucha a políticos, a banqueros, a los hombres de bien y a los seres del mal. El gobierno de un estado nunca representa a la totalidad de sus ciudadanos.

Es la lealtad, algo que se echa en falta en los últimos tiempos. Todo es nada y ese día, cuando la niebla impide que veas los árboles, preguntas por los actos y las afirmaciones.

Fábula comenzó a escribirse a principios de los años ochenta. Tampoco había lealtad. Existía la disputa. Fábula no tiene fin, solo tiene raíz, origen.

¿Cómo se puede estar de acuerdo en algo que no compartes? ¿La lealtad es fidelidad, honor o fingimiento? La verdad nunca será realidad, pudiera ser gratitud a los pájaros, las nubes, las arañas. Todo es nada, cuanto has realizado ha servido de poco.

Un viento equilibrado y constante golpea el rostro. Las bellotas caen de las ramas y el color del césped amarillea. Es diciembre el mes más extraño. Dos naranjas asoman de su árbol. Cinco limones se acercan a la grama.

En La vida alrededor incluí algunas claves de Fábula para los iniciados. Pocos se dieron cuenta. Es lo que pretendía. Fábula es infinito, como un niño sin calcetines jugando a la pelota.

El reloj sigue enseñando la lengua. Las velas permanecen encendidas. Las bellotas caen como balines y, el viento, hace que sea diciembre.

Nunca se aprendió a amar. En el amor no existen las costumbres. Todo es nada y nada tiene raíz, origen.

El gobierno de un estado nunca representa a todos sus ciudadanos. Un político no me representa.

jueves, 22 de diciembre de 2011



CUANDO leo a Gramsci me acuerdo de Aquilino Duque y de su libro El suicidio de la modernidad, publicado por Bruguera en 1984. Tengo dos ejemplares. Uno lo compré ese año, el otro a un euro hace algunos meses. Esa obra la he leído varias veces. No ocurre lo mismo con Chaves Nogales. No consigo acabarlo. Nada de él, ni su biografía.

Los versos de Dante vuelven a compensar los malos ratos. Los momentos donde el ánimo supervisa las especies y la ausencia de Platón nos determina.

Hace frío. Estamos en agosto y hace frío. Una vela ha derramado su cera encima de la mesa. Con un cuchillo he rascado y arañado el tapete de cuero.

El desfile de hormigas es el ejército ruso. El escarabajo muerto es el cadáver de Mussolini. El sacapuntas sirve para curtir la piel. Se ha derretido el hielo. Este calor artificial de invierno contradice.

Los amigos que se llaman amigos nunca serán amigos. Una carta, una postal, un poema. Y entre las felicitaciones aquella que no dice nada y menos argumenta.

Nunca sé el mes que vivo, ni la estación ni el tiempo. Hace frío o hace calor. Es suficiente. Es necesario. Un poeta muy joven, apenas diecisiete años, me ha citado mañana para cenar pescado.

La ausencia de términos es la escasez de obras. Recibo tonterías. El cuadro de Benito Pérez Galdós es testigo de todo cuanto digo, de todo cuanto hago, de todo lo que existe en este universo repleto de colillas y de hielo.

Cuando mueran los pájaros dejaré de escribir. No proporcionaré argumentos derretidos a los hombres del agua. Ni pisaré los charcos en las casas de cal. Me dedico a lo que me das, ni más, ni siento. Es el sueño. Esta vida es un sueño que me rinde. He manchado la alfombra de la melancolía. Nadie podrá limpiarla.

La modernidad se ha suicidado. Como deberían hacer los políticos, los que escriben de política, los que se politizan. Una mina, un árbol, una nube, un pájaro. La verdad. La realidad. Lo único que existe.

miércoles, 21 de diciembre de 2011



HOY Platón se ha dejado las cartas encima de la mesa. Estaban boca arriba. He visto sus virtudes. Un pájaro muy listo ha sobrevolado el porche y se ha fijado en ellas. Con el pico cerrado ha asentido tres veces: “¡Buena mano, sí señor, buena mano!”.

¡Qué enormes eran las Greguerías! Serna solo hay dos, Ramón y el pintor Pedro. Los demás son aprendices, jugadores de cartas que escriben aforismos intentando crear una buena partida que se agota y diluye como la vida misma.

Sigue volando el pájaro. Se ha acercado a la higuera. ¿Metáfora? ¿Humorismo? Lo breve, si es distante, convence.

Cuando Platón ha regresado no ha abierto la boca. Ha tomado sus cartas, le ha dado un sorbo al Mexican Mule de siempre y ha comenzado el juego. Arrojó primero el Fedón, después el Timeo. Acabó matándome con el Menexeno. Desde la rama más baja de la higuera se escuchaba la sonrisa del pájaro.

Chaves Nogales es interesante pero no he conseguido terminar sus libros. El esfuerzo es un higo que se pudre en el árbol. Cuando soltaba sus obras cogía Odio a los indiferentes de Antonio Gramsci. Ambos dejaron las cartas boca arriba, pero ellos no eran Platón, ni escribieron diálogos.

La política es fingimiento, la poesía es existencia. La compleja sociedad es mera observación.

Quisiera ser el pájaro y sonreír en la noche, recostarme en el nido de la pasión y la melancolía. Enseño mis virtudes y siempre pierdo. Es la obligación.

martes, 20 de diciembre de 2011



HE añadido un nuevo capítulo al Nicanorias. Se trata de la oportunidad. Cuando viene Platón siempre es de noche. Las luces se agradecen, el pan está frío y el pollo de la nevera sabe a dinamita.

Todos los versos que un poeta escribe en su vida se limitan a dos. Uno de agradecimiento, otro de cortesía. Ocurre lo mismo si estudias Filosofía. Después de los años de carrera, preguntan por tus reencarnaciones y dices “El ser es, el no ser no es”. Y es lo que tienes claro. Transparente.

De los dos versos que escribes mana toda tu producción. Fluida, generosa, escasa o tal vez incompleta. Pero en ellos se establece la esencia, la disconformidad con el mundo y su entorno.

Se lee para disfrutar, nunca para aprender. Tus años de colegio pasaron tan deprisa que la nostalgia azul siempre será morada. Como la correa de este reloj que ha perdido la trabilla y te enseña la lengua cuando miras la hora.

No me gustaría haber escrito los poemas de nadie. Es un error. Lo tuyo es tuyo, lo mío de todos. Y si preguntas si Novalis es una marca de velas, le recitas un himno a la noche o un fragmento o un germen.

He leído muchos poemas de otros, y acaso un par de ellos me gustan, los mismos que he escrito. El resto, como la oportunidad, pasan a ser capítulo, filosofía.

Lo que no me parece bueno no lo puedo aceptar. Eso es agradecimiento. También es cortesía. Sinceridad, vergüenza. Descubrir el chispazo es una reencarnación, como el sabor del pollo frío. Uno tiene sus vicios, sus quejas y virtudes. El compromiso suele dejarse al margen, en el término medio que separa la proporción del acto.

Hoy, sin ir más lejos, mientras redactaba el último capítulo del Nicanorias, he recibido tres libros, uno malo, otro malísimo, y el último peor. Platón, ¡visítame de día! La noche es de Novalis, de Colinas, de la filosofía.

lunes, 19 de diciembre de 2011



ENCERRADO el cielo siempre es blanco. El ciclo de las estaciones es un dios escondido, la alegre claridad de una pregunta y la sabiduría exacta de la tierra. Repaso la Teoría de las Inclinaciones, estoy cambiando mucho en las pruebas de imprenta. Cada palabra hace que acuda a Fábula, y allí, como decía Rilke en la elegía sexta (Duino), “De pronto me atraviesa / en el fluir del aire su sonido apagado”.

De Fábula han salido capítulos enteros, ideas, recogimientos. Por ejemplo encontré un verso de 1984 (“Han cesado los tiempos en el agua”), el viaje a Selborne, la Escuela de Gramática de Steyning, las carreras de Ascot, los poemas de Córdoba de julio de 1985.

Todos los niños tenemos nuestra estrella, y a ella acudimos en busca del origen. No hay que poseer un estado febril, un corazón solitario o la calma creciente. La estrella nos abraza. Sin tiempo ni palabra el hombre es floración en su destino.

He acudido a la higuera. Va perdiendo sus hojas. Allí, junto a su tronco, estaba Luperca recostada. Le he llevado alimento, he leído las normas de la convivencia y he puesto las distancias. “¡No debes causar daño a la tierra!”, le he repetido en varias ocasiones mientras bebía la leche. Ha levantado la cabeza con ojos de asesina y ha seguido comiendo.

Los árboles me guardan de los vientos, de la impotencia, ellos son esplendor. Tan solo por la forma se conoce el origen. La higuera está apartada de la casa. Sus raíces son amplias, visibles, mesuradas, henchidas. La esperanza es el interior que separa mis libros de la higuera.

El cielo blanco oscurece y sonríe. He omitido detalles. El misterio es la gloria.

domingo, 18 de diciembre de 2011



LOS cuadernos marrones recogen toda la cortesía. La esencia y las palabras que menciona don Nicanor. Hay tres repletos, y en ellos se almacenan desde expresiones frías hasta respuestas tropicales. Los gatos suelen tener poderes, presienten las vocales. Abiertas y cerradas a su antojo, deciden el día de la noche, el respeto y la miseria.

En el cuaderno azul habitan los desvíos. Sobre él pongo azúcar para que las hormigas se entretengan. También es cortesía.

He dejado los cuadros por el suelo, la música sobre la cama y el corazón, que tiene hambre, pasea por la cocina. Entre el miedo y el sueño me quedo con diciembre. En este mes recuerdo lo probable, lo que podía haber sido y nunca fue. Un rostro y muchas hostias. Marcaba la esperanza con el dedo y la perdía en el hilo telefónico. Eso es la cortesía.

sábado, 17 de diciembre de 2011



DEFINITIVAMENTE dios no es bueno. El hombre lo ha creado a su imagen y semejanza. Mientras vivía conmigo se adornaba de ser el más fiel reflejo de la respiración. Pero no respiraba, ni era la noche. Era un mundo visible, ni siquiera sustancia.

Definitivamente soñar no es argumento, ni contenido. Si no existen recuerdos la luz nunca será silencio. Digo tu nombre en alto. Aquel que te conoce se ha callado.

viernes, 16 de diciembre de 2011



ES la tercera inclinación (The Face) la que indica que la poesía y la música se encuentran fusionadas en un entorno mágico y soberbio. Es la tranquilidad. La noche de las noches. La respiración de la respiración. Es la verdad auténtica.

Lento respira el mundo en mi respiración.
En la noche respiro la noche de la noche.

Los versos de Colinas son inmensos, infinitos. Aquella noche en Roma, tendría apenas veinte años, y unos poemas leídos ante un público extraño. Motivos era el único argumento. No había más. La ilusión de una Fábula que empezaba a redactarse y el mundo respirando en la noche.

Nada se permitía y nada era conveniente. Una luz en Moguer y mucho JRJ. La única vida. Observaba el blanco de las casas de manera distinta. Y a las nubes les daba un gran protagonismo, hasta hablaba con ellas.

La azotea había supuesto el gran conocimiento, y el anillo, en la ciudad de Rómulo y Remo, era la consecuencia. La mitad de una verdad es siempre el episodio. Un violín mojado comenzaba a sentirse. Nacho Cano se empeñaba en hacer fotos por todas partes. Era The Face.

El bajo sonaba hueco. Después llegó la Custom y Sharleen. La encina, los rabilargos, dios y los calabacines del huerto.

Quiero mandarte un beso y te escribo una carta. Enviar y poder. Las grandes cualidades. Dentro del hombre se encuentra la poesía, y más adentro aún está la música, en el fondo del alma tenemos la insistencia. Es la veracidad.

Con la tercera inclinación sigo hablando, contigo mismo.

jueves, 15 de diciembre de 2011



ME he sentado en el centro del bosque a respirar. Es un verso de Colinas. Respirar, noche, muerte, fusión, sueño. Es la única verdad. El divertimento agraciado, la realidad sincera. Quien no pueda llegar lo siento, sí, lo lamento. Es la oportunidad de sentirse una roca, una rama, un tronco. Con sangre y sin raíces.

Respiramos la vida mientras somos nosotros. Una pareja de necios a las puertas de la sustancia. Y allí, en ese centro, del bosque o del mundo –qué más da-, aquel que lo conoce calla, siempre es silencio, vida en soledad.

Me he sentado en el centro del alma a rescatar miserias. Los recuerdos los dejo evaporándose, invadiéndose de ambientes, derrotarse del mundo.

Quiero morir. Sí, deseo finalizar el episodio como se acaban los juegos. Los recuerdos no podrán florecer si la noche es la luz. Observo tu rostro, tus labios, los ojos negros que dicen que es de día. La vida es una flor que se abre en primavera. Me rindo, no puedo más. He olvidado los versos que te dije, los sueños que reciben toda la luz del mundo.

Para don Nicanor el centro es el principio. Una playa de rocas y una casa en El Tabo. Y entre tanta llamada espira la palabra, una sola palabra: ilusión. Es la ilusión. En Chile las casas tienen una flor en la puerta. Una flor que se abre cuando cierras la boca, cuando tomas aliento si animas a exhalar.

La botella de agua que he dejado en porche está vacía. El tapón lo han quitado las aves del verano. Maldigo los problemas y convenzo a la suerte. El sueño ha permanecido dormido en los aromas.

Para entrar en el centro, el laberinto oscuro, necesito la llave, la de los cuatro dientes. La busco por las losas, los cajones de versos, los vasos con el hielo. Aparece un anillo. En la azotea los niños saben a color y a sustancia. Es mi mundo visible. No creo en el presente, el futuro me sobra. Solo amo el pasado.

miércoles, 14 de diciembre de 2011



NO sé vivir el presente, pero a diferencia de JRJ mi vida es ajena a la esperanza. Es la veracidad. Ni puedo ni deseo. Tampoco quiero. Vivo de los recuerdos: el anillo, la azotea, la boda, los versos de Leopardi, el sillón frente al cuadro de mi buena Vespucci, Venus alegoría, Thomas Gainsborough, el dieciocho inglés, toda Italia, Sevilla.

Las sombras que visitan en la noche suelen dejar encima de la mesa un poco de mantillo y una llave. El mecanismo para entrar en el laberinto tiene cuatro dientes. Estoy vacío. Los sueños ya no cumplen su objetivo. Me pierdes. Me rindo. Pero nunca te olvido.

Preguntaré a los astros si esta vida prosigue. No la quiero. Es la veracidad. Hoy vuelve a hacerse tarde. Tengo frío. Mucho frío.

Es el amor lo que destruye al hombre. El poeta niega, no condiciona. El sorbo de whisky al vaso de cristal sabe a mantillo. No vivo el presente, ni tengo esperanza alguna.

martes, 13 de diciembre de 2011



LA Zambrano decía que la voluntad solo puede con la luz del entendimiento. Y es el miedo. Por más que el cigarrillo exija que necesite amar más intensivamente, siento recelo, aprensión. Es el futuro de la luz: bondad, justicia y verdad.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Una aproximación al desconcierto (v.2.0)





Ya disponible.


Pedidos: simlibros@gmail.com



NO se escribe para un tiempo. Aristóteles resolvía el argumento de Parménides. Las desviaciones viajan a las causas y acaban siendo los motivos. Hace mucho escribí que este tiempo que corre no es el mío. Las luchas permanentes con los desvíos y la búsqueda de los matices argumentaron el nacimiento de Una aproximación al desconcierto. Pretendía centrarme en la palabra, buscar las verdaderas y alejar las que no lo son. Logré acercarme a la sustancia. Una aproximación, nada más.

En el desconcierto se generaban sentidos, y los sentidos llevaban a las categorías. Pero en ello la producción natural era imposible. El hombre es limitado, es cualidad, lo falso nos inunda. Y la naturaleza está llena de palabras fingidas, simuladas, inciertas.

Lo que es y lo que no es se presentaban en versos, como demostraciones de un accidente gramático. Deseaba el mayor bien, la plenitud, felicidad o soledad completa. Pero todo lo realizaba involuntariamente. La orfandad del misterio se apoderaba de la aproximación.

La forma de poseer las riquezas manifestadas en poesía eran cualidades opuestas. Un desconcierto.

He buscado la verdad por las esquinas, en los lugares que anduvimos juntos, en los hijos, los compañeros, hasta en la propia injusticia. El propósito se convirtió en elogio y el tiempo en irreverencia.

Todo es uno y hacia todo marcho, en el mismo camino de las almas, de los honores, de los excesos. Enemistades, discusiones, ausencia de crédito. Da igual. La verdad es una y la he visto aunque no la haya alcanzado. Y puede que nunca lo consiga.

La poesía no es una ley, es la ley. Un complejo sin tiempo, verdadero e inmortal.

Intentamos cumplir nuestro destino.

domingo, 11 de diciembre de 2011



UN gusano se ha colado por debajo de la puerta. Un gusano marrón y enormemente lento. Le he pedido que me ayude a rescatar unos libros que desde hace algunos meses no encuentro. El volumen primero de las Poesías Completas de Parra, Lampedusa de Colinas y una revista de los años ochenta donde publiqué una serie de poemas bajo el título “El suelo ensortijado de Baena”.

No recuerdo los versos. Pueden estar en cajas. Prestando lo que tengo, con libros en el alma y una vida que odio, espero cualquier cosa del gusano. Me ha enseñado Mapa de Grecia de Badosa, un diario de Vivanco, Paulina o el libro de las aguas de María Victoria, Marzo de Juan José Espinosa. El gusano se seca. De vez en cuando, con una cucharilla de café, arrojo agua por su cuerpo. Se mueve, resucita y me enseña otro libro. Esta vez innombrable.

La diferencia entre tenerlo todo y la indagación es el fundamento. He impreso las páginas de Fábula y las retoco con carmín. Sobre el folio 328 he dejado los dos anillos.

Puede que allí se encuentre el viaje a Turquía, la levedad del aire en la azotea o la mancha de agua que ha dejado el gusano en los párrafos del papel.

En este día de febrero he buscado el centro del bosque. Me perdí en un puente rodeado de agua. Cuando llegué hasta el centro había mucha basura. Estaba a un lado, amontonada. Quizá allí se dejen las sobras y los versos de los equidistantes.




No me molestan los anillos. Los busqué tanto tiempo que tenerlos en las manos me salvan del diseño. Es el inicio, esas notas al margen que mencionamos con sentido reforzado.




Justo en el centro del bosque lo verde era magnífico. Estaba la poesía. La palabra y el tiempo. La dimensión del hombre. Todo era silencio. Vivía la claridad. Telúrico vigor que nunca contradices.




© De las fotografías: Jasamaphoto

sábado, 10 de diciembre de 2011



DICE don Nicanor que es la coherencia. La nota al margen que nos hace libres. ¿Comprendemos el arte? ¿Sabemos definir lo bueno y lo molesto? Es la naturaleza quien otorga bondad, el destino interpreta.

Ayer fue la palabra, hoy será la palabra, mañana la palabra. Y en ella está la pausa.

Este mes de septiembre, caluroso y abierto, nos refleja la luz, y la luz es molestia si llega de costado. Reconocer un simple acierto y ver la gravedad en una expresión, sin seguridad ni certeza. La coherencia es cohesión.

Van pasando los días sobre esta piel del mundo. Y la unión es enlace, la fuerza es un efecto.

Nunca ocurrió en septiembre. Una playa, un perro, la azotea, el anillo. Una boda sin invitados y el pensamiento simple. Es el pensamiento simple lo opuesto a la coherencia.

Lo simple no es sencillo, es incauto. Y volver a la base es una vuelta al fundamento. La ejecución de la verdad sin normas. La coherencia.

viernes, 9 de diciembre de 2011



EL entretenimiento. Un ejercicio vacío que ocupa las horas. Una pérdida de duración y de oportunidad motivada por los propios hombres y sus costumbres. ¿Es tan bueno ese libro? No paran de hablar de él, hacen comentarios, reproducen poemas que leo y releo y, nada. Es el entretenimiento. La ignorancia. La falta de visión, de inteligencia. ¿Hay algo extraordinario? Nada. Todo está lleno de flaquezas. No confundas la lectura con el azar (Sofista, Filebo). El arte rige el producir de la naturaleza: la poesía.

La poesía es el tiempo permanente, la creación del artesano cósmico: el demiurgo. Lo decía Platón en el Timeo. El poeta es el artesano de los artefactos (don Nicanor), y nunca para el hombre, ya que el hombre no posee inteligencia ni atemporalidad. La poesía es ese tiempo permanente, teniendo la mirada pendiente del todo (Leyes, 903).

Lo universal, eterno y cósmico (órfico para Colinas) nunca será entretenimiento.

Para que tenga lugar un catálogo de deslumbramientos hay que leer a JRJ, a Rilke, a Pound, a Novalis, a Colinas. Ningún libro de ahora otorga plenitud (plerosis, Timeo). Y eso ocurre porque deben ser una constante del universo, el movimiento que nos conduce de lo vacío a lo lleno.

El entretenimiento no es deslumbramiento. En el entretenimiento no hay nada extraordinario.

La naturaleza es el brotar mágico, la inspiración. Pero debe ser tratada con técnica (demiurgia o arte). Toda naturaleza humana está abierta a la posibilidad, lo que la convierte en defectuosa. No permanezcas ahí, es el entretenimiento.

Nunca te empeñes en recuperar lo que no puedes recuperar, ni tiene sentido ni conduce a ningún lugar. Si no lo aceptas arderás como tantos en salones con olor a lavanda. Si en cambio redimes las flaquezas alcanzarás el tiempo permanente.

La palabra, no olvides la palabra. La única, la auténtica. La que está escrita con la ciencia del alma. Apartarse del mundo para conseguir al mundo; la carencia o la privacidad. No seas como Penía, la madre de Eros (Banquete). Nunca te acerques a la necesidad, es el entretenimiento.

jueves, 8 de diciembre de 2011

El padre Conejos s.j. y las mujeres





En Valencia y a 10 de abril de 1920, José María Zumalacárregui, catedrático de Hacienda Pública, firmaba el prólogo a una obra meramente curiosa. Se hacía eco de la primera y la segunda edición. El marqués de Lozoya, hacía lo propio a la tercera edición y fechaba su texto en febrero de 1925.

Varios recortes de la época que anunciaban unas conferencias magistrales de un tal padre Conejos s.j. llamaron mi atención. Ahora tengo entre las manos los dos volúmenes de Conferencias para señoras del padre Conejos (El mensajero del Corazón de Jesús, Bilbao, 1925. Tercera edición revisada y ampliada).

Llamarse padre Conejos y dirigirse a señoras es un hecho insólito. Pero aún más si logras leer los textos de las conferencias recogidas en los libros. El primer capítulo retrata el gozo. Se titula “Gozad señoras”, y adoctrina con claridad y fe lo que se debe y lo que se puede.

El leguaje cargado de poemas de Fray Luis, es rico y espontáneo. Las asistentes a las charlas (me consta que había colas y listas de espera para escuchar al jesuita en toda España), salían embelesadas, sus maridos tranquilos, sus madres orgullosas. Ellas formadas.

Una foto de doña Emilia de la Llave, madre del autor, figura en el primer volumen, con la nota: “Inspiradora de las conferencias”.

No tienen desperdicio los honrosos testimonios que aparecen al final de cada tomo. Por ejemplo, en el segundo, ABC manifiesta: “Estas notables conferencias abarcan cuanto se refiere a la actuación de la mujer dentro del hogar, como madre, hija y esposa; y fuera de él, mostrándole los horizontes e importancia de la acción social a que está especialmente llamada toda señora que ocupa una posición elevada de la sociedad. Aunque estos temas, por ser de constante actualidad y necesarios de inculcar en el espíritu de la mujer, han sido tratados por varios escritores moralistas, el padre Conejos los desarrolla en forma tan amena, tan nueva, que hace de sus conferencias lectura atractiva…”.



miércoles, 7 de diciembre de 2011



SOLO escucho ruidos. No hay nadie alrededor. Desnudarse es muy complicado. Lo dijo Juan Ramón. Desnudamente la poesía es más hermosa. Aléjate de lo artificial. Lo innecesario es persuasivo, intenso e impertinente.

Demócrito distinguía lo pesado de lo ligero. Lo sutil es ágil, aquello que contiene más vacío, pero también son cuerpos primarios. Se precisa equidad, el justo medio. La mutua percusión.

Aristóteles resumía lo necesario en la claridad. La ligereza absoluta. Estos sonidos que vienen provocan discordia, confusión. Dejo de intervenir en asuntos para tener sustancia. Este alboroto es desavenencia. Leucipo es muy original y derivado. Es él quien emite los rasgos pertinentes.

He recogido múltiples bellotas bajo las encinas. Es la pluralidad, la diversión, el ocio. Pero también es la dispersión de una magnitud.

Siento frío cuando me quito la ropa y me abrazo a la encina. La corteza araña y está llena de bichos. Hay setas en el suelo. Mi movimiento natural es movimiento original. Así, desnudamente. Lo cotidiano, la existencia, la vida simple. Viene la luz velada. Se hace tarde.

La poesía ejerce una fuerza de repulsión sobre la no poesía. Es la armonía. Los acordes concertados nos llevan al camino, hasta el centro del bosque. No pares. No mires nunca atrás. Confía en la buena correspondencia, es necesario.

Así, como un movimiento regular, la mayoría de las almas quedarán en la senda. Muy pocos consiguen el objetivo. Si tienes la fortuna de ser un elegido, distinguirás el aire, el fuego, el agua, y tocarás la tierra, escarbarás la tierra, en el centro del bosque.

Solo escucho ruidos. Ahora son voces armónicas. Ritmo y tono. Ambas poseen como Teofrasto la imagen visual, la única verdad. La exactitud y el conocimiento. La existencia de lo natural en la poesía.

martes, 6 de diciembre de 2011



ACABABA de terminar de releer el Nicanorias cuando comenzó a molestar la cabeza. Hay un dolor de cabeza que es muy especial. No logras controlar la dimensión. El espacio y el tiempo se funden en un encuentro a veces culturalista y a veces equívoco.

La A-477 en la noche es un desierto oscuro, un manto de alquitrán y de silencio. Una luz a lo lejos te avisa del engaño. Por ella viajan los poetas que se hacen pasar por cultos, interesantes, complejos y baldíos.

Cuando me aparté de la vergüenza (todos sois la deshonra), hace más de quince años, sin interés en nada y en nadie, comencé a redactar Fábula. Después de tanto tiempo ha culminado. Ahora queda lo más difícil, otra lucha de años en corregir palabras y expresiones. Hay un capítulo dedicado a la imagen, a la mediocridad. Lo que para algunos es grandeza y emoción, cultura y sabiduría, para el tiempo y la justicia es hojalata, vacío, nada. Y nada importa nada, y a nadie.

Hablo todos los días con una encina que está en el centro del bosque. Es la encina más sabia. No es ni la más grande ni la más portentosa. Pero sí es la más prudente e instruida. El árbol mantiene una regular conversación. Indica que la claridad en la poesía ha sido mal interpretada por algunos. Prosigue: la exploración sintáctica del modernismo más torpe y el rebuscamiento léxico (que son los mecanismos de los que quieren ser cultos) encuentran sus límites muy rápido. A partir de ese punto, todo suena, en el poeta, a hojalata, eco podrido, resonancia hueca.

No intento convencer pues pienso lo mismo. Veo ejemplos cercanos. Apuntilla: Sin embargo, en el segmento semántico del verbo (donde se funde la filosofía y el pensamiento), unido a una profunda vinculación con la armonía, la música y el ritmo, allí, en el poeta brota la palabra y el ser. En los primeros, la poesía se acartona, se convierte en música de organillo. En los segundos, la poesía se convierte en concierto inagotable.

Solo pienso en Platón. Nada más que en Platón. La claridad nunca será compleja si es profunda, bella y verdadera.

Los amigos más íntimos, aquellos que conocen y saben, me felicitan por el Cervantes de don Nicanor. Y digo a Parra que los noventa y siete años son siete, y serán siete en la perpetuidad. Porque noventa y siete son dieciséis, y dieciséis son siete.

Cuando termino de conversar con la encina desaparece el dolor de cabeza. Pero surge, de pronto, otro dolor. El de aquellos que intentan emocionar al público con composiciones rimbombantes, espectaculares. Es el desconocimiento. La poesía es silencio y soledad. Y debe ser así. Como este maldito dolor de cabeza.

lunes, 5 de diciembre de 2011



NO intento describir el paraíso, siempre resultó imposible. Los ladrones de sombras cobijan un perdón que se acerca a la muerte. Niegas, debes negar, renunciar a lo propio y a lo ajeno, abandonar esos libros que no te favorecen, pasear por la calle con las manos en los bolsillos, cambiar al diablo los problemas por la suerte, mirar el cielo y cantar a las nubes, dar comida a los pájaros, controlar el tiempo y que nunca se haga tarde, abrigarte en el frío.

Debes vivir, describir el paraíso mientras tu madre llama por teléfono, intentar que los dioses no te olviden, limpiar los anillos, realizar en el viento infinitas piruetas, reunir las palabras que requiere el laberinto en el centro del bosque.

La fortuna se aleja y nos visita. He despertado junto a una nueva moral que heredará la tierra. Me alejo de las sombras, no deseo ser mitad de nadie. En el cielo hay un águila de cabeza rojiza. Vuela alto en círculos precisos.

El paraíso es la cotidianeidad. Miro las manos y observó los anillos. La búsqueda y la recompensa. En una ocasión arrastré los pies. Estaba muy cansado. Las hojas que pisaba eran el paraíso. Perdieron los incentivos, los pecíolos.

Los hábitos de los animales y las plantas son mi universo. Nuestro fracaso oculto. El agua fría que moja el cuaderno hace enfermar a los poemas nacientes. He corrido a la cocina por un papel secante. Froto las palabras que gritan sin derretirse. El cuaderno mojado ha perdido la forma, su configuración.

Léo Delibes ha mantenido una larga y provechosa conversación en el porche con Chaikovski. Hablaban de ballet, de la depresión y del suicidio. De fondo la “Sexta Sinfonía”. Pobre paraíso patético.

domingo, 4 de diciembre de 2011



MIENTRAS mi jenial presentadora se preguntaba si era capaz de recitar los poemas tan crudos ante un público de una edad considerable y con vida en sus huellas, observaba los rostros atentos de los asistentes.

Entre poema y poema o entre libro y libro solía dar algunas explicaciones mirando los ojos del público. Contemplé muchas cosas. Desesperación, nostalgia y una pizca de aliento. Una señora mayor, natural de Jerez, no dejó de repetir aquello de El violín mojado.

Lo hice. Leí Cartoons completo. Además regalé algunos inéditos que aparecen en Faltan. Todo transcurría maravillosamente hasta que se pronunció el nombre del anterior invitado a las lecturas: Luis García Montero.

La poesía, como la vida, es bella (eso dicen). O suele considerarse pura. Los árboles, la luna, el sol, todo lo que uno describe con palabras que llegan al corazón. Grandeza, engaño, falsedad.

Dijeron que mi poesía les había llevado a ningún sitio. No les había transportado. Les gustaba por algo que sabían: su cotidianeidad, crudeza, realidad, existencia.

Antes de terminar, dirigiéndome a todos los asistentes, les dije: “Esta vida es una gran putada. No sé escribir de otra cosa”. La verdad se define con palabras, la mentira y el engaño se hace con ignorancia.

sábado, 3 de diciembre de 2011



OTORGAR oportunidades como quien fuma un cigarrillo es de imbéciles. Cada cual tiene lo que se merece, o mejor, lo que la oportunidad le ha otorgado. Todos tenemos delante el mismo camino pero algunos no observan, miran.

¿Sigues pensando que te olvido? Por más que desees satisfacer el instinto no conseguirás el propósito. El cuaderno se ha manchado de carmín, de carmín del bueno. Te he visto pálida, aburrida, artificial, diferente. Y eras un hombre.

Hoy he matado a Gamoneda, a Pérez Reverte lo he dejado agonizando. Eran dos bichos en el porche. El primero quedó profundamente aplastado, el segundo movía sus patitas boca arriba.

Me abrigo con la manta, cierro los ojos y tengo un idilio. Las capacidades nunca fueron triangulares, en su caso el rectángulo dispone de cuatro ángulos iguales. El arco de la vida es el símbolo del ángulo. El arco de la simetría.

Vuelve Colinas de México con la satisfacción de lo bien hecho. Un salón abarrotado, José Emilio Pacheco de anfitrión, y una montaña de seres que han visto el camino. El horizonte de la poesía, de la autenticidad.

A veces, dentro del laberint, se han otorgado oportunidades a escritores que no se lo merecen. Y aún así insisten. No es que no hayan vendido, la venta al fin al cabo es comercio, y el comercio vulgaridad, y lo efímero no es literatura. Es la falta de calidad lo que anula y contradice las oportunidades.

Consentir, disponer, establecer, todo eso es otorgar. Atardecer. Tengo que demostrar que la raíz cuadrada de un poeta es igual a pi elevado a menos cuarto. Debes hacer lo mismo. Acabarás perdido, rendido, olvidado. La expresión es vendido. Sin simetría.

Pérez Reverte sigue moviendo las patas. Intento darle la vuelta a ver si se recupera. Un rabilargo grande baja volando y se lo lleva. Otorgará manjares al capitán de turno.

viernes, 2 de diciembre de 2011



QUEDO muy tranquilo cuando me aparto de lo vulgar, lo que no llena. Aquello que se define tan solo por sus propios actos. No hay que hacer nada extraordinario. Escuchar, leer, observar. Como si contemplara el universo y, en él, los pájaros, los árboles, la naturaleza. Lo que no se representa no existe ante mis ojos.

El sueño de los hombres es superior a sus capacidades. Así, una mosca es cojonera por el hecho de ser mosca, nunca por la definición del adjetivo.

Con el anillo puesto forma y fondo. Quienes se han apartado tendrán razones, maneras de envidiar o justificaciones. He saludado al enemigo con un afectuoso apretón de manos. No hay enemigos, repito en la cabeza, existe lo vulgar, lo que no es. La no poesía.

La diferencia entre poesía y antipoesía no existe. Nunca ha existido. El término es algo así como cojonera en el mundo de los versos. Dice don Nicanor que su nieto es la salvación del universo. Y lo es por las limitaciones del lenguaje.

Gustavo Adolfo Feu derrocha verbigracia. Pero él representa una corriente alterna que permanece continua.

No he visto tanta mentira junta en una reunión de aprendices de poetas. Algunos se limitan a saludar a lo rocambolesco. Te dan la mano y te vacían los bolsillos. El otro día, sin ir más lejos, recordé la última visita a Claudio Rodríguez. Estaba rodeado de aprendices. Los miraba medio aturdido medio ignorante, y de pronto, con esa voz de ángel exterminador lanzó un sobresalto: “¡Tengo los bolsillos vacíos!”.

Ahora estoy mucho más tranquilo. Saludo en la calle a los que siempre me saludan y nunca agacho la cabeza. Sigo diciendo ¡Hola! a las mujeres bellas, a los hombres valientes y a los poetas, a los verdaderos poetas. Lo mismo da que escriban poesía o antipoesía. Eso es lo mismo.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Nicanor Parra Premio Cervantes



Felicidades, don Nicanor.





LA noche es muerte, eternidad, grandeza. El paso necesario a la poesía. En el castillo de Duino he encontrado a Bécquer (Yo soy el invisible / anillo que sujeta / el mundo de la forma / al mundo de la idea).

Todo lo que uno sabe está en un estado de provisionalidad, pero no es relativo, es susceptible de una mayor profundización, y eso sí es relativo. Nunca cambies la gracia por la esencia. No fingirán los sabios aquello que desconocen.

En esta oscuridad se acaba el tiempo. Pasan los días veloces sin menosprecio. Las horas son ideas y no definen, corren en la apariencia. Los segundos dan frío. Los minutos temblores. Las horas condicionan. Los días son referencias. Las semanas títulos. Los meses abismos. Los años oscuridad. Se acaba el tiempo.

El cenicero se cubre de colillas. Las llamas de las velas bailan en la respiración. A menudo veo el cuarto de intimidad animado. Es Rilke. Los cartoons. Amo la oscuridad, las ventanas cerradas, las persianas bajadas, las cortinas corridas, las luces apagadas. La noche es muerte. La vida y el misterio.

Sigo corrigiendo erratas de la Teoría de las Inclinaciones. Me apasiona cambiar las páginas, las frases, los artículos. Hay tres botellas vacías y una mesa manchada de ceniza. La luna viene por un poco de azúcar y permanece un rato. Leo a Schlegel. No tengo a Sophie von Kühn para amar a la noche. Las sombras me abandonan. Tengo frío. Es un segundo.

Leo y no escribo. Nada sale en este día. Es una referencia. Hace meses que no me visita el verso. Es un abismo.

Bécquer permanece en Duino. Junto a los grandes. Pobres de aquellos que no adoren su poesía, que no reconozcan su grandeza. La eternidad, la noche.