viernes, 27 de mayo de 2011

Ocho



Acabo de enviar una entrevista genial. La hacía Truman Capote. Parecía un test de personalidad donde la pregunta número 13 se repetía con otro enunciado en la 21. Pero creo que no he picado. La mandó esta mañana Toni Montesinos para que le respondiera a unas cuestiones con motivo del desconcierto. Todavía recuerdo las preguntas. He intentado contestar a la primera, sin impulsos y sinceramente. El resultado lo leeremos en unos días. Por un momento he recordado a Capote, he sido él.

He saludado a Aquilino, he escuchado a Wiesenthal. He asistido a un claustro de docentes para un curso de expertos del próximo otoño en una escuela de negocios. La tarde se me ha hecho corta. Elías me envía otra joyita. Esta vez un libro titulado Ashes to Ashes, de Ada Salas y Jesús Placencia. Eliot de nuevo me visita. Esta vez se queda conmigo, señoritas de Faber and Faber.

En estos días inciertos oscurece más tarde. Tengo que agradecer a Rocío los libros de JRJ para mi hija. Las palabras que ella aporta a veces son más grandes que los textos que aparecen.

Mientras sujetaba una bolsa de plástico de Aquilino Duque (le hacían un reportaje gráfico en el claustro de Buenas Letras) no dejaba de observarlo. Una lectura de poemas, mano a mano, entre Aquilino Duque y Pepe Cala sería una joya.

He pasado los días malos de esta primavera. La alergia, el cansancio, el calor. Aguanto un poco más, lo justo para no apartar de mi lado el Kirk Raven. Las hojas en papel biblia se van desgastando poco a poco como la cara de nuestros políticos.

Por más que insistan debo ser fuerte y fiel a mis principios editores. Pero se de cosas que he escuchado. Mejor es no pensar, imaginar y recordar se superponen y confunden siempre en el misterio, nunca en el silencio.