miércoles, 2 de marzo de 2011

En cuerpo o alma






La primera vez que visité Moguer, creo recordar, fue allá por el año 1979. Salí del municipio con una botella de dos litros de vino de naranja y una enorme caja con unos diminutos pasteles exquisitos. Regalos de Ventura Vivas. Circunstancias excepcionales me dejaron en ese pueblo al año siguiente. Vivía en una casa frente al Puerto Rico (hoy desaparecido), al lado de la plaza del Marqués.

He escrito mucho sobre mi estancia en Moguer. Ayer hablaba con Diego y recordábamos momentos de los que ahora me asusto, pero nunca me arrepiento. De vez en cuando acudo a por pasteles, para dar un paseo, o saludar a amigos.

Aquella crema pastelera (fina como ella sola) que rellenaba las maravillas, la comía (gracias a Maricarmen) con cuchara de palo. ¡Qué ordinariez más sana!

Y ahora, han pasado los años. Antes se vivía mucho mejor. Hemos pasado de la alegría a apagar el alumbrado de las autopistas. ¿Qué nos espera? ¿Qué espera a nuestros hijos?

De momento mañana volvemos a Moguer. Y lo hacemos con el libro de los niños. Será en la Casa-Museo de JRJ, junto a la que fue mi casa.

Gracias por las facilidades Antonio, y muchas gracias Rocío.

Os espero a todos (en cuerpo o alma), en Moguer. Mañana jueves. A las siete de la tarde.