sábado, 31 de diciembre de 2011



SI digo que te quiero me duele la cabeza. Por eso, en estas tardes, me acuesto con Catulo, con Parra, con Rilke o con Novalis. A Colinas lo dejo para cuando amanezca. La brisa en la mañana y la encina o el olivo, enriquecen su obra.

viernes, 30 de diciembre de 2011



LLEVO todo el día con Barrie. Me ha pedido una copia del Nicanorias, dice que le intimida. Incluso se ha atrevido a componer una sobria balada como banda sonora de la vida.

En Escocia, me ha llevado a Edimburgo. Se nos unió Thomas Hardy. Hemos apagado lo que queda de aquella vieja llama. Meredith ha enviado un telegrama. Nos espera en Portsmouth.

Entre tantos amigos siempre recito a Parra. No logro acostumbrarme al horario de aquí. Es la naturaleza que cambia los solsticios y los trópicos se funden en versos boreales.

Barrie ha recitado este poema del Nicanorias fechado en 1989.

Cuando la cera acaba
y la llama se muere,
suena el teléfono,
este viejo aparato
que entierra a las personas.

He negado tres veces la propia cortesía. Un holandés errante se ha enfadado conmigo. Pedía unas libras por una simple fruta y me opuse en redondo. El tulipán farsante ha empujado mi espalda delante de los míos. No ha hecho falta decir nada, ni siquiera respirar. Le he mirado a los ojos y he repetido bajito: ¡Fuck you!

Meredith se reía. Ha robado una manzana de otro puesto ambulante y ha ampliado el círculo. Los hombres de la vida tienen banda sonora. Algunas ni se escuchan. Otras no soportan el frío.

jueves, 29 de diciembre de 2011



SIEMPRE amo lo que tengo, cuanto poseo me alegra y divierte. Aunque no sea feliz. Nunca escribo de pie, sentado es más sensato. El olor de las velas reduce el humo del tabaco y lo concentra en un espacio dentro de la vivienda. Como si viajaras con Luis Rosales y María en barco, con Dorothy serenísima, Dorothy glamorosa. Es Oigo el silencio universal del miedo. La carta entera. La almadraba. Un rostro en cada ola. Es Luis Rosales.

Fábula no es ficción. Es la realidad más pura de trama argumental diaria. Fábula posee todo el fundamento. Como dicen algunos, las lecturas de aquí se han empeñado en deshacer lo incierto y el fracaso. Por el paseo de piedra recorro los instantes del frío. No debo ser más cálido. Los hombres consecuentes suelen saber de la contrariedad.

No hay bosques sin árboles. No hay hombres sin poesía. Platón los expulsaba, nunca los extinguía. La humedad del entorno es un principio. La luz no llegará hasta la tierra si las ramas son densas.

En el centro del bosque no puedo ver las nubes. Solo escucho a los pájaros, no los diviso.

He arañado la pared en surcos. Hay números y letras y luces encendidas. La costumbre es un derecho, la distancia algo necesario. Es la misma canción que suena y se repite. Los prodigios se los regalo a Dorothy, el amor al cigarro.

Alzo la voz para separar la producción del fracaso. La cancela del cuadro se ha abierto en el óleo. Las niñas pasean por la orilla, y las contraventanas permanecen cerradas. El corazón no pide voluntades, busca recursos de cariño y una explicación ante la diversión.

Amo lo que tengo. Lo que no quiero lo odio. Y a vosotros, los políticos, poetas, bosques sin árboles, os regalo Oigo el silencio universal del miedo. Lo escribió Luis Rosales. Estaba en Cercedilla.

miércoles, 28 de diciembre de 2011



ME repiten, como a Víctor Botas, que deje de fumar. Y es que no puedo. No sé si es el humo, el sabor, o la melancolía de soltar el paquete encima de la mesa, junto al resto del vicio: la botella de whisky, el vaso con hielo, las velas y los libros. El cenicero repleto de colillas y el tanga (ropa interior negra de un trofeo matutino) manchado de cagadas de gecónidos.

Socialmente estoy mal visto. Hasta debo esconderme de los atareados. Debí dejarlo antes. Unos amigos me llevaron a un hipnotizador fantástico que hacía milagros. Treinta personas en una sala. Dispuestos que la libertad redime, convencidos, entregados a la ausencia de luz y a una voz con carisma que nos iba durmiendo.

Justo en esos momentos en los que dejas de ser tú para ser otro, y sigues siendo el mismo, recordé a Juan Ramón: la mesura de barba, la otorgación del acto. Pensé en el anillo, la azotea, mis pájaros, las nubes, la encina y el olivo. Traje a la memoria a Víctor Botas, Historia Antigua, Segunda mano o Retórica.

Salí de allí con un libro de Platón en las manos, el Critón. ¿Justicia o injusticia? Me fumé al hipnotizador en un descuido súbito. Sabía a contrato social, a sueño. Era la rebeldía.

Ya en casa, en silencio y soledad, decidí prender fuego a todos los centros de estética, a las hojas de arroz y a los perfumes. Encendí un cigarrillo y aspiré. Al tercer día originé una corriente de humo llena de dignidad. No es rebeldía -me dije-, es excelencia. Sí, es decoro. La voluntad de ver más allá de los árboles.

martes, 27 de diciembre de 2011



EN invierno renacen los desvíos. Hay que tener cuidado. Crees que la libertad es el verso y que la luz de las velas ilumina el mediodía. Es un error. No puedes tener hambre, ni frío, ni miedo, ni sueño. Atacan en cualquier momento, aunque duermas viendo la nieve.

Un desvío es una botella vacía, un vaso que se rompe al caer, una servilleta mojada, un pájaro sin alas.

Busco el río. El nacimiento de la mansedumbre. Releo Mediodía en Kensington Park. Suprimo los desvíos. No hay mapa del tesoro que lleve a los matices, es por eso que acudo a Platón. Si te pido que me cantes al oído no te conformes con tararear. Estoy contigo para que me cantes. Vale la de las minas, la de que en el salón había velas para ver, la de pasión.

No me gusta la poesía que se escribe ahora en Andalucía. Solo viven del cuento, de la historia, del pasado. Imitadores de lo absurdo, la mente se llena de desvíos.

He tenido un sueño. Todos los políticos se han suicidado. El marco de fotos sobre la chimenea se ha movido con la noticia. En el cristal un pájaro golpea. La encina o el olivo. ¿La encina o el olivo? La esencia y la verdad.

El naranjo de Sevilla es la apariencia. Las palmeras de Cádiz la vergüenza. El madroño la rabia.

Tengo cinco acebuches. Un raro ejemplo del confuso laberinto. Ocurre que en su tronco no existen los desvíos pero tampoco habitan los matices. Un perro, ladrador y distante, arroja la tierra y se hace un hueco. La abertura del alma.

Nunca escribo en invierno. Corrijo y leo. El cuadro de Neville es testigo de cargo. El conde de Berlanga del Duero amaba los colores. He admirado, sufrido, creado y ahora, precisamente ahora, fijo la vista en las luces de las velas, los oficios de la libertad. Nunca hablo conmigo mismo. Es cursi.

lunes, 26 de diciembre de 2011



LA libertad del vaso otorga compromiso. La mancha de carmín, el hielo derretido. Hoy en Londres una joven muy bella me ha ofrecido un abrazo. Ha ocurrido de pronto. Cerca de Regent’s Park. Paseaba por Titchfield Rd. La cena para dos. ¿Era Orrery o Fifteen? El puré de verduras, exquisito. No puedo tomar ave. Las nubes de postre han permanecido intactas.

Se ha empeñado Sharleen en que viaje a Escocia. Soy incapaz de comenzar un verso, ni una sola palabra. ¿Piedra, papel o tijera? Los centros de belleza han pedido un eslogan. Es la libertad. El compromiso. ¿En inglés?

Sigo liándome con Marylebone. Los taxistas me odian. Con la mitad de mi sueño podrás construir palabras. Con la otra mitad serás capaz de hacer un menú barato.

Espero a Jorge en Southampton. Debe llegar muy pronto. Recuerdo a Juan Ramón. En Moguer ahora olería a gloria, aquí a mazapán rancio.

Tengo todos los versos dentro de la alcancía. Guardados y revestidos de ceniza. ¿Qué haces aquí? Debes marcharte que llega el frío.

La libertad es un sentimiento de clarificación tan amplio, como el propio vaso. No creo que vaya a Escocia. Arrojaré los ojos dentro de la alcancía.



domingo, 25 de diciembre de 2011



UNO aprende a vivir en un país sin vergüenza, sin moral, ni un ápice de ética. Uno escucha a políticos, a banqueros, a los hombres de bien y a los seres del mal. El gobierno de un estado nunca representa a la totalidad de sus ciudadanos.

Es la lealtad, algo que se echa en falta en los últimos tiempos. Todo es nada y ese día, cuando la niebla impide que veas los árboles, preguntas por los actos y las afirmaciones.

Fábula comenzó a escribirse a principios de los años ochenta. Tampoco había lealtad. Existía la disputa. Fábula no tiene fin, solo tiene raíz, origen.

¿Cómo se puede estar de acuerdo en algo que no compartes? ¿La lealtad es fidelidad, honor o fingimiento? La verdad nunca será realidad, pudiera ser gratitud a los pájaros, las nubes, las arañas. Todo es nada, cuanto has realizado ha servido de poco.

Un viento equilibrado y constante golpea el rostro. Las bellotas caen de las ramas y el color del césped amarillea. Es diciembre el mes más extraño. Dos naranjas asoman de su árbol. Cinco limones se acercan a la grama.

En La vida alrededor incluí algunas claves de Fábula para los iniciados. Pocos se dieron cuenta. Es lo que pretendía. Fábula es infinito, como un niño sin calcetines jugando a la pelota.

El reloj sigue enseñando la lengua. Las velas permanecen encendidas. Las bellotas caen como balines y, el viento, hace que sea diciembre.

Nunca se aprendió a amar. En el amor no existen las costumbres. Todo es nada y nada tiene raíz, origen.

El gobierno de un estado nunca representa a todos sus ciudadanos. Un político no me representa.

jueves, 22 de diciembre de 2011



CUANDO leo a Gramsci me acuerdo de Aquilino Duque y de su libro El suicidio de la modernidad, publicado por Bruguera en 1984. Tengo dos ejemplares. Uno lo compré ese año, el otro a un euro hace algunos meses. Esa obra la he leído varias veces. No ocurre lo mismo con Chaves Nogales. No consigo acabarlo. Nada de él, ni su biografía.

Los versos de Dante vuelven a compensar los malos ratos. Los momentos donde el ánimo supervisa las especies y la ausencia de Platón nos determina.

Hace frío. Estamos en agosto y hace frío. Una vela ha derramado su cera encima de la mesa. Con un cuchillo he rascado y arañado el tapete de cuero.

El desfile de hormigas es el ejército ruso. El escarabajo muerto es el cadáver de Mussolini. El sacapuntas sirve para curtir la piel. Se ha derretido el hielo. Este calor artificial de invierno contradice.

Los amigos que se llaman amigos nunca serán amigos. Una carta, una postal, un poema. Y entre las felicitaciones aquella que no dice nada y menos argumenta.

Nunca sé el mes que vivo, ni la estación ni el tiempo. Hace frío o hace calor. Es suficiente. Es necesario. Un poeta muy joven, apenas diecisiete años, me ha citado mañana para cenar pescado.

La ausencia de términos es la escasez de obras. Recibo tonterías. El cuadro de Benito Pérez Galdós es testigo de todo cuanto digo, de todo cuanto hago, de todo lo que existe en este universo repleto de colillas y de hielo.

Cuando mueran los pájaros dejaré de escribir. No proporcionaré argumentos derretidos a los hombres del agua. Ni pisaré los charcos en las casas de cal. Me dedico a lo que me das, ni más, ni siento. Es el sueño. Esta vida es un sueño que me rinde. He manchado la alfombra de la melancolía. Nadie podrá limpiarla.

La modernidad se ha suicidado. Como deberían hacer los políticos, los que escriben de política, los que se politizan. Una mina, un árbol, una nube, un pájaro. La verdad. La realidad. Lo único que existe.

miércoles, 21 de diciembre de 2011



HOY Platón se ha dejado las cartas encima de la mesa. Estaban boca arriba. He visto sus virtudes. Un pájaro muy listo ha sobrevolado el porche y se ha fijado en ellas. Con el pico cerrado ha asentido tres veces: “¡Buena mano, sí señor, buena mano!”.

¡Qué enormes eran las Greguerías! Serna solo hay dos, Ramón y el pintor Pedro. Los demás son aprendices, jugadores de cartas que escriben aforismos intentando crear una buena partida que se agota y diluye como la vida misma.

Sigue volando el pájaro. Se ha acercado a la higuera. ¿Metáfora? ¿Humorismo? Lo breve, si es distante, convence.

Cuando Platón ha regresado no ha abierto la boca. Ha tomado sus cartas, le ha dado un sorbo al Mexican Mule de siempre y ha comenzado el juego. Arrojó primero el Fedón, después el Timeo. Acabó matándome con el Menexeno. Desde la rama más baja de la higuera se escuchaba la sonrisa del pájaro.

Chaves Nogales es interesante pero no he conseguido terminar sus libros. El esfuerzo es un higo que se pudre en el árbol. Cuando soltaba sus obras cogía Odio a los indiferentes de Antonio Gramsci. Ambos dejaron las cartas boca arriba, pero ellos no eran Platón, ni escribieron diálogos.

La política es fingimiento, la poesía es existencia. La compleja sociedad es mera observación.

Quisiera ser el pájaro y sonreír en la noche, recostarme en el nido de la pasión y la melancolía. Enseño mis virtudes y siempre pierdo. Es la obligación.

martes, 20 de diciembre de 2011



HE añadido un nuevo capítulo al Nicanorias. Se trata de la oportunidad. Cuando viene Platón siempre es de noche. Las luces se agradecen, el pan está frío y el pollo de la nevera sabe a dinamita.

Todos los versos que un poeta escribe en su vida se limitan a dos. Uno de agradecimiento, otro de cortesía. Ocurre lo mismo si estudias Filosofía. Después de los años de carrera, preguntan por tus reencarnaciones y dices “El ser es, el no ser no es”. Y es lo que tienes claro. Transparente.

De los dos versos que escribes mana toda tu producción. Fluida, generosa, escasa o tal vez incompleta. Pero en ellos se establece la esencia, la disconformidad con el mundo y su entorno.

Se lee para disfrutar, nunca para aprender. Tus años de colegio pasaron tan deprisa que la nostalgia azul siempre será morada. Como la correa de este reloj que ha perdido la trabilla y te enseña la lengua cuando miras la hora.

No me gustaría haber escrito los poemas de nadie. Es un error. Lo tuyo es tuyo, lo mío de todos. Y si preguntas si Novalis es una marca de velas, le recitas un himno a la noche o un fragmento o un germen.

He leído muchos poemas de otros, y acaso un par de ellos me gustan, los mismos que he escrito. El resto, como la oportunidad, pasan a ser capítulo, filosofía.

Lo que no me parece bueno no lo puedo aceptar. Eso es agradecimiento. También es cortesía. Sinceridad, vergüenza. Descubrir el chispazo es una reencarnación, como el sabor del pollo frío. Uno tiene sus vicios, sus quejas y virtudes. El compromiso suele dejarse al margen, en el término medio que separa la proporción del acto.

Hoy, sin ir más lejos, mientras redactaba el último capítulo del Nicanorias, he recibido tres libros, uno malo, otro malísimo, y el último peor. Platón, ¡visítame de día! La noche es de Novalis, de Colinas, de la filosofía.

lunes, 19 de diciembre de 2011



ENCERRADO el cielo siempre es blanco. El ciclo de las estaciones es un dios escondido, la alegre claridad de una pregunta y la sabiduría exacta de la tierra. Repaso la Teoría de las Inclinaciones, estoy cambiando mucho en las pruebas de imprenta. Cada palabra hace que acuda a Fábula, y allí, como decía Rilke en la elegía sexta (Duino), “De pronto me atraviesa / en el fluir del aire su sonido apagado”.

De Fábula han salido capítulos enteros, ideas, recogimientos. Por ejemplo encontré un verso de 1984 (“Han cesado los tiempos en el agua”), el viaje a Selborne, la Escuela de Gramática de Steyning, las carreras de Ascot, los poemas de Córdoba de julio de 1985.

Todos los niños tenemos nuestra estrella, y a ella acudimos en busca del origen. No hay que poseer un estado febril, un corazón solitario o la calma creciente. La estrella nos abraza. Sin tiempo ni palabra el hombre es floración en su destino.

He acudido a la higuera. Va perdiendo sus hojas. Allí, junto a su tronco, estaba Luperca recostada. Le he llevado alimento, he leído las normas de la convivencia y he puesto las distancias. “¡No debes causar daño a la tierra!”, le he repetido en varias ocasiones mientras bebía la leche. Ha levantado la cabeza con ojos de asesina y ha seguido comiendo.

Los árboles me guardan de los vientos, de la impotencia, ellos son esplendor. Tan solo por la forma se conoce el origen. La higuera está apartada de la casa. Sus raíces son amplias, visibles, mesuradas, henchidas. La esperanza es el interior que separa mis libros de la higuera.

El cielo blanco oscurece y sonríe. He omitido detalles. El misterio es la gloria.

domingo, 18 de diciembre de 2011



LOS cuadernos marrones recogen toda la cortesía. La esencia y las palabras que menciona don Nicanor. Hay tres repletos, y en ellos se almacenan desde expresiones frías hasta respuestas tropicales. Los gatos suelen tener poderes, presienten las vocales. Abiertas y cerradas a su antojo, deciden el día de la noche, el respeto y la miseria.

En el cuaderno azul habitan los desvíos. Sobre él pongo azúcar para que las hormigas se entretengan. También es cortesía.

He dejado los cuadros por el suelo, la música sobre la cama y el corazón, que tiene hambre, pasea por la cocina. Entre el miedo y el sueño me quedo con diciembre. En este mes recuerdo lo probable, lo que podía haber sido y nunca fue. Un rostro y muchas hostias. Marcaba la esperanza con el dedo y la perdía en el hilo telefónico. Eso es la cortesía.

sábado, 17 de diciembre de 2011



DEFINITIVAMENTE dios no es bueno. El hombre lo ha creado a su imagen y semejanza. Mientras vivía conmigo se adornaba de ser el más fiel reflejo de la respiración. Pero no respiraba, ni era la noche. Era un mundo visible, ni siquiera sustancia.

Definitivamente soñar no es argumento, ni contenido. Si no existen recuerdos la luz nunca será silencio. Digo tu nombre en alto. Aquel que te conoce se ha callado.

viernes, 16 de diciembre de 2011



ES la tercera inclinación (The Face) la que indica que la poesía y la música se encuentran fusionadas en un entorno mágico y soberbio. Es la tranquilidad. La noche de las noches. La respiración de la respiración. Es la verdad auténtica.

Lento respira el mundo en mi respiración.
En la noche respiro la noche de la noche.

Los versos de Colinas son inmensos, infinitos. Aquella noche en Roma, tendría apenas veinte años, y unos poemas leídos ante un público extraño. Motivos era el único argumento. No había más. La ilusión de una Fábula que empezaba a redactarse y el mundo respirando en la noche.

Nada se permitía y nada era conveniente. Una luz en Moguer y mucho JRJ. La única vida. Observaba el blanco de las casas de manera distinta. Y a las nubes les daba un gran protagonismo, hasta hablaba con ellas.

La azotea había supuesto el gran conocimiento, y el anillo, en la ciudad de Rómulo y Remo, era la consecuencia. La mitad de una verdad es siempre el episodio. Un violín mojado comenzaba a sentirse. Nacho Cano se empeñaba en hacer fotos por todas partes. Era The Face.

El bajo sonaba hueco. Después llegó la Custom y Sharleen. La encina, los rabilargos, dios y los calabacines del huerto.

Quiero mandarte un beso y te escribo una carta. Enviar y poder. Las grandes cualidades. Dentro del hombre se encuentra la poesía, y más adentro aún está la música, en el fondo del alma tenemos la insistencia. Es la veracidad.

Con la tercera inclinación sigo hablando, contigo mismo.

jueves, 15 de diciembre de 2011



ME he sentado en el centro del bosque a respirar. Es un verso de Colinas. Respirar, noche, muerte, fusión, sueño. Es la única verdad. El divertimento agraciado, la realidad sincera. Quien no pueda llegar lo siento, sí, lo lamento. Es la oportunidad de sentirse una roca, una rama, un tronco. Con sangre y sin raíces.

Respiramos la vida mientras somos nosotros. Una pareja de necios a las puertas de la sustancia. Y allí, en ese centro, del bosque o del mundo –qué más da-, aquel que lo conoce calla, siempre es silencio, vida en soledad.

Me he sentado en el centro del alma a rescatar miserias. Los recuerdos los dejo evaporándose, invadiéndose de ambientes, derrotarse del mundo.

Quiero morir. Sí, deseo finalizar el episodio como se acaban los juegos. Los recuerdos no podrán florecer si la noche es la luz. Observo tu rostro, tus labios, los ojos negros que dicen que es de día. La vida es una flor que se abre en primavera. Me rindo, no puedo más. He olvidado los versos que te dije, los sueños que reciben toda la luz del mundo.

Para don Nicanor el centro es el principio. Una playa de rocas y una casa en El Tabo. Y entre tanta llamada espira la palabra, una sola palabra: ilusión. Es la ilusión. En Chile las casas tienen una flor en la puerta. Una flor que se abre cuando cierras la boca, cuando tomas aliento si animas a exhalar.

La botella de agua que he dejado en porche está vacía. El tapón lo han quitado las aves del verano. Maldigo los problemas y convenzo a la suerte. El sueño ha permanecido dormido en los aromas.

Para entrar en el centro, el laberinto oscuro, necesito la llave, la de los cuatro dientes. La busco por las losas, los cajones de versos, los vasos con el hielo. Aparece un anillo. En la azotea los niños saben a color y a sustancia. Es mi mundo visible. No creo en el presente, el futuro me sobra. Solo amo el pasado.

miércoles, 14 de diciembre de 2011



NO sé vivir el presente, pero a diferencia de JRJ mi vida es ajena a la esperanza. Es la veracidad. Ni puedo ni deseo. Tampoco quiero. Vivo de los recuerdos: el anillo, la azotea, la boda, los versos de Leopardi, el sillón frente al cuadro de mi buena Vespucci, Venus alegoría, Thomas Gainsborough, el dieciocho inglés, toda Italia, Sevilla.

Las sombras que visitan en la noche suelen dejar encima de la mesa un poco de mantillo y una llave. El mecanismo para entrar en el laberinto tiene cuatro dientes. Estoy vacío. Los sueños ya no cumplen su objetivo. Me pierdes. Me rindo. Pero nunca te olvido.

Preguntaré a los astros si esta vida prosigue. No la quiero. Es la veracidad. Hoy vuelve a hacerse tarde. Tengo frío. Mucho frío.

Es el amor lo que destruye al hombre. El poeta niega, no condiciona. El sorbo de whisky al vaso de cristal sabe a mantillo. No vivo el presente, ni tengo esperanza alguna.

martes, 13 de diciembre de 2011



LA Zambrano decía que la voluntad solo puede con la luz del entendimiento. Y es el miedo. Por más que el cigarrillo exija que necesite amar más intensivamente, siento recelo, aprensión. Es el futuro de la luz: bondad, justicia y verdad.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Una aproximación al desconcierto (v.2.0)





Ya disponible.


Pedidos: simlibros@gmail.com



NO se escribe para un tiempo. Aristóteles resolvía el argumento de Parménides. Las desviaciones viajan a las causas y acaban siendo los motivos. Hace mucho escribí que este tiempo que corre no es el mío. Las luchas permanentes con los desvíos y la búsqueda de los matices argumentaron el nacimiento de Una aproximación al desconcierto. Pretendía centrarme en la palabra, buscar las verdaderas y alejar las que no lo son. Logré acercarme a la sustancia. Una aproximación, nada más.

En el desconcierto se generaban sentidos, y los sentidos llevaban a las categorías. Pero en ello la producción natural era imposible. El hombre es limitado, es cualidad, lo falso nos inunda. Y la naturaleza está llena de palabras fingidas, simuladas, inciertas.

Lo que es y lo que no es se presentaban en versos, como demostraciones de un accidente gramático. Deseaba el mayor bien, la plenitud, felicidad o soledad completa. Pero todo lo realizaba involuntariamente. La orfandad del misterio se apoderaba de la aproximación.

La forma de poseer las riquezas manifestadas en poesía eran cualidades opuestas. Un desconcierto.

He buscado la verdad por las esquinas, en los lugares que anduvimos juntos, en los hijos, los compañeros, hasta en la propia injusticia. El propósito se convirtió en elogio y el tiempo en irreverencia.

Todo es uno y hacia todo marcho, en el mismo camino de las almas, de los honores, de los excesos. Enemistades, discusiones, ausencia de crédito. Da igual. La verdad es una y la he visto aunque no la haya alcanzado. Y puede que nunca lo consiga.

La poesía no es una ley, es la ley. Un complejo sin tiempo, verdadero e inmortal.

Intentamos cumplir nuestro destino.

domingo, 11 de diciembre de 2011



UN gusano se ha colado por debajo de la puerta. Un gusano marrón y enormemente lento. Le he pedido que me ayude a rescatar unos libros que desde hace algunos meses no encuentro. El volumen primero de las Poesías Completas de Parra, Lampedusa de Colinas y una revista de los años ochenta donde publiqué una serie de poemas bajo el título “El suelo ensortijado de Baena”.

No recuerdo los versos. Pueden estar en cajas. Prestando lo que tengo, con libros en el alma y una vida que odio, espero cualquier cosa del gusano. Me ha enseñado Mapa de Grecia de Badosa, un diario de Vivanco, Paulina o el libro de las aguas de María Victoria, Marzo de Juan José Espinosa. El gusano se seca. De vez en cuando, con una cucharilla de café, arrojo agua por su cuerpo. Se mueve, resucita y me enseña otro libro. Esta vez innombrable.

La diferencia entre tenerlo todo y la indagación es el fundamento. He impreso las páginas de Fábula y las retoco con carmín. Sobre el folio 328 he dejado los dos anillos.

Puede que allí se encuentre el viaje a Turquía, la levedad del aire en la azotea o la mancha de agua que ha dejado el gusano en los párrafos del papel.

En este día de febrero he buscado el centro del bosque. Me perdí en un puente rodeado de agua. Cuando llegué hasta el centro había mucha basura. Estaba a un lado, amontonada. Quizá allí se dejen las sobras y los versos de los equidistantes.




No me molestan los anillos. Los busqué tanto tiempo que tenerlos en las manos me salvan del diseño. Es el inicio, esas notas al margen que mencionamos con sentido reforzado.




Justo en el centro del bosque lo verde era magnífico. Estaba la poesía. La palabra y el tiempo. La dimensión del hombre. Todo era silencio. Vivía la claridad. Telúrico vigor que nunca contradices.




© De las fotografías: Jasamaphoto

sábado, 10 de diciembre de 2011



DICE don Nicanor que es la coherencia. La nota al margen que nos hace libres. ¿Comprendemos el arte? ¿Sabemos definir lo bueno y lo molesto? Es la naturaleza quien otorga bondad, el destino interpreta.

Ayer fue la palabra, hoy será la palabra, mañana la palabra. Y en ella está la pausa.

Este mes de septiembre, caluroso y abierto, nos refleja la luz, y la luz es molestia si llega de costado. Reconocer un simple acierto y ver la gravedad en una expresión, sin seguridad ni certeza. La coherencia es cohesión.

Van pasando los días sobre esta piel del mundo. Y la unión es enlace, la fuerza es un efecto.

Nunca ocurrió en septiembre. Una playa, un perro, la azotea, el anillo. Una boda sin invitados y el pensamiento simple. Es el pensamiento simple lo opuesto a la coherencia.

Lo simple no es sencillo, es incauto. Y volver a la base es una vuelta al fundamento. La ejecución de la verdad sin normas. La coherencia.

viernes, 9 de diciembre de 2011



EL entretenimiento. Un ejercicio vacío que ocupa las horas. Una pérdida de duración y de oportunidad motivada por los propios hombres y sus costumbres. ¿Es tan bueno ese libro? No paran de hablar de él, hacen comentarios, reproducen poemas que leo y releo y, nada. Es el entretenimiento. La ignorancia. La falta de visión, de inteligencia. ¿Hay algo extraordinario? Nada. Todo está lleno de flaquezas. No confundas la lectura con el azar (Sofista, Filebo). El arte rige el producir de la naturaleza: la poesía.

La poesía es el tiempo permanente, la creación del artesano cósmico: el demiurgo. Lo decía Platón en el Timeo. El poeta es el artesano de los artefactos (don Nicanor), y nunca para el hombre, ya que el hombre no posee inteligencia ni atemporalidad. La poesía es ese tiempo permanente, teniendo la mirada pendiente del todo (Leyes, 903).

Lo universal, eterno y cósmico (órfico para Colinas) nunca será entretenimiento.

Para que tenga lugar un catálogo de deslumbramientos hay que leer a JRJ, a Rilke, a Pound, a Novalis, a Colinas. Ningún libro de ahora otorga plenitud (plerosis, Timeo). Y eso ocurre porque deben ser una constante del universo, el movimiento que nos conduce de lo vacío a lo lleno.

El entretenimiento no es deslumbramiento. En el entretenimiento no hay nada extraordinario.

La naturaleza es el brotar mágico, la inspiración. Pero debe ser tratada con técnica (demiurgia o arte). Toda naturaleza humana está abierta a la posibilidad, lo que la convierte en defectuosa. No permanezcas ahí, es el entretenimiento.

Nunca te empeñes en recuperar lo que no puedes recuperar, ni tiene sentido ni conduce a ningún lugar. Si no lo aceptas arderás como tantos en salones con olor a lavanda. Si en cambio redimes las flaquezas alcanzarás el tiempo permanente.

La palabra, no olvides la palabra. La única, la auténtica. La que está escrita con la ciencia del alma. Apartarse del mundo para conseguir al mundo; la carencia o la privacidad. No seas como Penía, la madre de Eros (Banquete). Nunca te acerques a la necesidad, es el entretenimiento.

jueves, 8 de diciembre de 2011

El padre Conejos s.j. y las mujeres





En Valencia y a 10 de abril de 1920, José María Zumalacárregui, catedrático de Hacienda Pública, firmaba el prólogo a una obra meramente curiosa. Se hacía eco de la primera y la segunda edición. El marqués de Lozoya, hacía lo propio a la tercera edición y fechaba su texto en febrero de 1925.

Varios recortes de la época que anunciaban unas conferencias magistrales de un tal padre Conejos s.j. llamaron mi atención. Ahora tengo entre las manos los dos volúmenes de Conferencias para señoras del padre Conejos (El mensajero del Corazón de Jesús, Bilbao, 1925. Tercera edición revisada y ampliada).

Llamarse padre Conejos y dirigirse a señoras es un hecho insólito. Pero aún más si logras leer los textos de las conferencias recogidas en los libros. El primer capítulo retrata el gozo. Se titula “Gozad señoras”, y adoctrina con claridad y fe lo que se debe y lo que se puede.

El leguaje cargado de poemas de Fray Luis, es rico y espontáneo. Las asistentes a las charlas (me consta que había colas y listas de espera para escuchar al jesuita en toda España), salían embelesadas, sus maridos tranquilos, sus madres orgullosas. Ellas formadas.

Una foto de doña Emilia de la Llave, madre del autor, figura en el primer volumen, con la nota: “Inspiradora de las conferencias”.

No tienen desperdicio los honrosos testimonios que aparecen al final de cada tomo. Por ejemplo, en el segundo, ABC manifiesta: “Estas notables conferencias abarcan cuanto se refiere a la actuación de la mujer dentro del hogar, como madre, hija y esposa; y fuera de él, mostrándole los horizontes e importancia de la acción social a que está especialmente llamada toda señora que ocupa una posición elevada de la sociedad. Aunque estos temas, por ser de constante actualidad y necesarios de inculcar en el espíritu de la mujer, han sido tratados por varios escritores moralistas, el padre Conejos los desarrolla en forma tan amena, tan nueva, que hace de sus conferencias lectura atractiva…”.



miércoles, 7 de diciembre de 2011



SOLO escucho ruidos. No hay nadie alrededor. Desnudarse es muy complicado. Lo dijo Juan Ramón. Desnudamente la poesía es más hermosa. Aléjate de lo artificial. Lo innecesario es persuasivo, intenso e impertinente.

Demócrito distinguía lo pesado de lo ligero. Lo sutil es ágil, aquello que contiene más vacío, pero también son cuerpos primarios. Se precisa equidad, el justo medio. La mutua percusión.

Aristóteles resumía lo necesario en la claridad. La ligereza absoluta. Estos sonidos que vienen provocan discordia, confusión. Dejo de intervenir en asuntos para tener sustancia. Este alboroto es desavenencia. Leucipo es muy original y derivado. Es él quien emite los rasgos pertinentes.

He recogido múltiples bellotas bajo las encinas. Es la pluralidad, la diversión, el ocio. Pero también es la dispersión de una magnitud.

Siento frío cuando me quito la ropa y me abrazo a la encina. La corteza araña y está llena de bichos. Hay setas en el suelo. Mi movimiento natural es movimiento original. Así, desnudamente. Lo cotidiano, la existencia, la vida simple. Viene la luz velada. Se hace tarde.

La poesía ejerce una fuerza de repulsión sobre la no poesía. Es la armonía. Los acordes concertados nos llevan al camino, hasta el centro del bosque. No pares. No mires nunca atrás. Confía en la buena correspondencia, es necesario.

Así, como un movimiento regular, la mayoría de las almas quedarán en la senda. Muy pocos consiguen el objetivo. Si tienes la fortuna de ser un elegido, distinguirás el aire, el fuego, el agua, y tocarás la tierra, escarbarás la tierra, en el centro del bosque.

Solo escucho ruidos. Ahora son voces armónicas. Ritmo y tono. Ambas poseen como Teofrasto la imagen visual, la única verdad. La exactitud y el conocimiento. La existencia de lo natural en la poesía.

martes, 6 de diciembre de 2011



ACABABA de terminar de releer el Nicanorias cuando comenzó a molestar la cabeza. Hay un dolor de cabeza que es muy especial. No logras controlar la dimensión. El espacio y el tiempo se funden en un encuentro a veces culturalista y a veces equívoco.

La A-477 en la noche es un desierto oscuro, un manto de alquitrán y de silencio. Una luz a lo lejos te avisa del engaño. Por ella viajan los poetas que se hacen pasar por cultos, interesantes, complejos y baldíos.

Cuando me aparté de la vergüenza (todos sois la deshonra), hace más de quince años, sin interés en nada y en nadie, comencé a redactar Fábula. Después de tanto tiempo ha culminado. Ahora queda lo más difícil, otra lucha de años en corregir palabras y expresiones. Hay un capítulo dedicado a la imagen, a la mediocridad. Lo que para algunos es grandeza y emoción, cultura y sabiduría, para el tiempo y la justicia es hojalata, vacío, nada. Y nada importa nada, y a nadie.

Hablo todos los días con una encina que está en el centro del bosque. Es la encina más sabia. No es ni la más grande ni la más portentosa. Pero sí es la más prudente e instruida. El árbol mantiene una regular conversación. Indica que la claridad en la poesía ha sido mal interpretada por algunos. Prosigue: la exploración sintáctica del modernismo más torpe y el rebuscamiento léxico (que son los mecanismos de los que quieren ser cultos) encuentran sus límites muy rápido. A partir de ese punto, todo suena, en el poeta, a hojalata, eco podrido, resonancia hueca.

No intento convencer pues pienso lo mismo. Veo ejemplos cercanos. Apuntilla: Sin embargo, en el segmento semántico del verbo (donde se funde la filosofía y el pensamiento), unido a una profunda vinculación con la armonía, la música y el ritmo, allí, en el poeta brota la palabra y el ser. En los primeros, la poesía se acartona, se convierte en música de organillo. En los segundos, la poesía se convierte en concierto inagotable.

Solo pienso en Platón. Nada más que en Platón. La claridad nunca será compleja si es profunda, bella y verdadera.

Los amigos más íntimos, aquellos que conocen y saben, me felicitan por el Cervantes de don Nicanor. Y digo a Parra que los noventa y siete años son siete, y serán siete en la perpetuidad. Porque noventa y siete son dieciséis, y dieciséis son siete.

Cuando termino de conversar con la encina desaparece el dolor de cabeza. Pero surge, de pronto, otro dolor. El de aquellos que intentan emocionar al público con composiciones rimbombantes, espectaculares. Es el desconocimiento. La poesía es silencio y soledad. Y debe ser así. Como este maldito dolor de cabeza.

lunes, 5 de diciembre de 2011



NO intento describir el paraíso, siempre resultó imposible. Los ladrones de sombras cobijan un perdón que se acerca a la muerte. Niegas, debes negar, renunciar a lo propio y a lo ajeno, abandonar esos libros que no te favorecen, pasear por la calle con las manos en los bolsillos, cambiar al diablo los problemas por la suerte, mirar el cielo y cantar a las nubes, dar comida a los pájaros, controlar el tiempo y que nunca se haga tarde, abrigarte en el frío.

Debes vivir, describir el paraíso mientras tu madre llama por teléfono, intentar que los dioses no te olviden, limpiar los anillos, realizar en el viento infinitas piruetas, reunir las palabras que requiere el laberinto en el centro del bosque.

La fortuna se aleja y nos visita. He despertado junto a una nueva moral que heredará la tierra. Me alejo de las sombras, no deseo ser mitad de nadie. En el cielo hay un águila de cabeza rojiza. Vuela alto en círculos precisos.

El paraíso es la cotidianeidad. Miro las manos y observó los anillos. La búsqueda y la recompensa. En una ocasión arrastré los pies. Estaba muy cansado. Las hojas que pisaba eran el paraíso. Perdieron los incentivos, los pecíolos.

Los hábitos de los animales y las plantas son mi universo. Nuestro fracaso oculto. El agua fría que moja el cuaderno hace enfermar a los poemas nacientes. He corrido a la cocina por un papel secante. Froto las palabras que gritan sin derretirse. El cuaderno mojado ha perdido la forma, su configuración.

Léo Delibes ha mantenido una larga y provechosa conversación en el porche con Chaikovski. Hablaban de ballet, de la depresión y del suicidio. De fondo la “Sexta Sinfonía”. Pobre paraíso patético.

domingo, 4 de diciembre de 2011



MIENTRAS mi jenial presentadora se preguntaba si era capaz de recitar los poemas tan crudos ante un público de una edad considerable y con vida en sus huellas, observaba los rostros atentos de los asistentes.

Entre poema y poema o entre libro y libro solía dar algunas explicaciones mirando los ojos del público. Contemplé muchas cosas. Desesperación, nostalgia y una pizca de aliento. Una señora mayor, natural de Jerez, no dejó de repetir aquello de El violín mojado.

Lo hice. Leí Cartoons completo. Además regalé algunos inéditos que aparecen en Faltan. Todo transcurría maravillosamente hasta que se pronunció el nombre del anterior invitado a las lecturas: Luis García Montero.

La poesía, como la vida, es bella (eso dicen). O suele considerarse pura. Los árboles, la luna, el sol, todo lo que uno describe con palabras que llegan al corazón. Grandeza, engaño, falsedad.

Dijeron que mi poesía les había llevado a ningún sitio. No les había transportado. Les gustaba por algo que sabían: su cotidianeidad, crudeza, realidad, existencia.

Antes de terminar, dirigiéndome a todos los asistentes, les dije: “Esta vida es una gran putada. No sé escribir de otra cosa”. La verdad se define con palabras, la mentira y el engaño se hace con ignorancia.

sábado, 3 de diciembre de 2011



OTORGAR oportunidades como quien fuma un cigarrillo es de imbéciles. Cada cual tiene lo que se merece, o mejor, lo que la oportunidad le ha otorgado. Todos tenemos delante el mismo camino pero algunos no observan, miran.

¿Sigues pensando que te olvido? Por más que desees satisfacer el instinto no conseguirás el propósito. El cuaderno se ha manchado de carmín, de carmín del bueno. Te he visto pálida, aburrida, artificial, diferente. Y eras un hombre.

Hoy he matado a Gamoneda, a Pérez Reverte lo he dejado agonizando. Eran dos bichos en el porche. El primero quedó profundamente aplastado, el segundo movía sus patitas boca arriba.

Me abrigo con la manta, cierro los ojos y tengo un idilio. Las capacidades nunca fueron triangulares, en su caso el rectángulo dispone de cuatro ángulos iguales. El arco de la vida es el símbolo del ángulo. El arco de la simetría.

Vuelve Colinas de México con la satisfacción de lo bien hecho. Un salón abarrotado, José Emilio Pacheco de anfitrión, y una montaña de seres que han visto el camino. El horizonte de la poesía, de la autenticidad.

A veces, dentro del laberint, se han otorgado oportunidades a escritores que no se lo merecen. Y aún así insisten. No es que no hayan vendido, la venta al fin al cabo es comercio, y el comercio vulgaridad, y lo efímero no es literatura. Es la falta de calidad lo que anula y contradice las oportunidades.

Consentir, disponer, establecer, todo eso es otorgar. Atardecer. Tengo que demostrar que la raíz cuadrada de un poeta es igual a pi elevado a menos cuarto. Debes hacer lo mismo. Acabarás perdido, rendido, olvidado. La expresión es vendido. Sin simetría.

Pérez Reverte sigue moviendo las patas. Intento darle la vuelta a ver si se recupera. Un rabilargo grande baja volando y se lo lleva. Otorgará manjares al capitán de turno.

viernes, 2 de diciembre de 2011



QUEDO muy tranquilo cuando me aparto de lo vulgar, lo que no llena. Aquello que se define tan solo por sus propios actos. No hay que hacer nada extraordinario. Escuchar, leer, observar. Como si contemplara el universo y, en él, los pájaros, los árboles, la naturaleza. Lo que no se representa no existe ante mis ojos.

El sueño de los hombres es superior a sus capacidades. Así, una mosca es cojonera por el hecho de ser mosca, nunca por la definición del adjetivo.

Con el anillo puesto forma y fondo. Quienes se han apartado tendrán razones, maneras de envidiar o justificaciones. He saludado al enemigo con un afectuoso apretón de manos. No hay enemigos, repito en la cabeza, existe lo vulgar, lo que no es. La no poesía.

La diferencia entre poesía y antipoesía no existe. Nunca ha existido. El término es algo así como cojonera en el mundo de los versos. Dice don Nicanor que su nieto es la salvación del universo. Y lo es por las limitaciones del lenguaje.

Gustavo Adolfo Feu derrocha verbigracia. Pero él representa una corriente alterna que permanece continua.

No he visto tanta mentira junta en una reunión de aprendices de poetas. Algunos se limitan a saludar a lo rocambolesco. Te dan la mano y te vacían los bolsillos. El otro día, sin ir más lejos, recordé la última visita a Claudio Rodríguez. Estaba rodeado de aprendices. Los miraba medio aturdido medio ignorante, y de pronto, con esa voz de ángel exterminador lanzó un sobresalto: “¡Tengo los bolsillos vacíos!”.

Ahora estoy mucho más tranquilo. Saludo en la calle a los que siempre me saludan y nunca agacho la cabeza. Sigo diciendo ¡Hola! a las mujeres bellas, a los hombres valientes y a los poetas, a los verdaderos poetas. Lo mismo da que escriban poesía o antipoesía. Eso es lo mismo.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Nicanor Parra Premio Cervantes



Felicidades, don Nicanor.





LA noche es muerte, eternidad, grandeza. El paso necesario a la poesía. En el castillo de Duino he encontrado a Bécquer (Yo soy el invisible / anillo que sujeta / el mundo de la forma / al mundo de la idea).

Todo lo que uno sabe está en un estado de provisionalidad, pero no es relativo, es susceptible de una mayor profundización, y eso sí es relativo. Nunca cambies la gracia por la esencia. No fingirán los sabios aquello que desconocen.

En esta oscuridad se acaba el tiempo. Pasan los días veloces sin menosprecio. Las horas son ideas y no definen, corren en la apariencia. Los segundos dan frío. Los minutos temblores. Las horas condicionan. Los días son referencias. Las semanas títulos. Los meses abismos. Los años oscuridad. Se acaba el tiempo.

El cenicero se cubre de colillas. Las llamas de las velas bailan en la respiración. A menudo veo el cuarto de intimidad animado. Es Rilke. Los cartoons. Amo la oscuridad, las ventanas cerradas, las persianas bajadas, las cortinas corridas, las luces apagadas. La noche es muerte. La vida y el misterio.

Sigo corrigiendo erratas de la Teoría de las Inclinaciones. Me apasiona cambiar las páginas, las frases, los artículos. Hay tres botellas vacías y una mesa manchada de ceniza. La luna viene por un poco de azúcar y permanece un rato. Leo a Schlegel. No tengo a Sophie von Kühn para amar a la noche. Las sombras me abandonan. Tengo frío. Es un segundo.

Leo y no escribo. Nada sale en este día. Es una referencia. Hace meses que no me visita el verso. Es un abismo.

Bécquer permanece en Duino. Junto a los grandes. Pobres de aquellos que no adoren su poesía, que no reconozcan su grandeza. La eternidad, la noche.

miércoles, 30 de noviembre de 2011



LA última vez que busqué el anillo estaba en la azotea. Cerca del cielo todo es más posible. Encontré dos virtudes y algún remordimiento. Hay amigos que dicen que me alejo, ventanas que se cierran con prudencia, una voz en las noches heladoras. No hay nada mejor que despertar con la vida que se marcha, con la felicidad de la angustia. Un as de oros junto a la almohada y algún inverosímil que repite las mismas tonterías.

Me agacho por el suelo, el maldito dolor de la cadera, y Platón repitiendo las frases de la búsqueda. No aparece el anillo.

Mi madre, tan mayor como ser adorable, me ha perdonado. Lo de los niños le ha dolido, aquello de Luzbel y las camisas no lo entiende. Sigo desayunando solo. El pasillo es una biblioteca por el suelo. Los libros me acompañan, las cartas me confunden.

Siempre espero la noche para bajar el tono. El hielo se derrite en los vasos, las velas encendidas y el ruido de algún animal a las puertas de casa.

Para ver la poesía dispongo de linternas. Debo cambiar las pilas todos los días. La felicidad es una multitud que sigue tus pasos. Los expulsas, recriminas sus actos, hasta gritas. Ellos siguen la sombra. Puedes olerlos, sentirlos, acariciarlos.

Ese momento que diferencia la verdad del odio lo aprovecho para pedir ayuda. Solicito que consigan el anillo. Han subido las sombras esta noche a la azotea. Todos buscan. Nadie descubre.

La poesía es un santuario interior, que decía Novalis, el único posible, la cuenca de la vida eterna, ese camino misterioso que viaja al centro del bosque. ¡Cuánto tiempo he perdido -¿verdad Antonio Colinas?- buscando el anillo!

martes, 29 de noviembre de 2011



DAR una oportunidad a la conciencia es un hecho sublime. Hacerlo con indecencia es de necios. Y el ignorante, que es humano, precede los actos con las indagaciones. No quiero a nadie, no puedo hacerlo. Lo ha dicho ya mi madre.

Hubo una vez un pájaro que me quiso bastante. Cantaba en los encuentros, saltaba de alegría. El ave se marchó en alianza.

Estoy en esta habitación de tres por dos y medio. Rodeado de libros y de cartas que mienten. La soledad y el silencio han dejado de ser un sueño, se hace tarde. He descubierto a personas que desean ser consigo mismo. No hay elección, ni prendimiento, ni constelaciones, ni estrellas fugaces. Han decidido ejercitarse en eso que denominan sistemas de ecuaciones lineales. Es la diferencia. Conseguir un objetivo premeditado en base al habla.

Poco a poco, aunque sea tarde, van descarnando la mitad oculta. La noche es ya la noche, la triste realidad sin fin alguno. Te he pedido que vuelvas y permaneces en el frío. Le has quitado toda la sal a la vida. Cuando observe tu rostro no podré mirarte a los ojos, aunque lo intente. Buscaré la oscuridad, la noche plena y sus matices.

He preguntando al sapo de la piscina si todo aquello que guardé en el cajón, junto a la ira y la nostalgia, permanece. El anfibio valiente, pues salta en busca de las ramas, no responde.

Preguntaré en la noche al resto de animales. Las piedras no hablan. Los árboles resisten.

La diferencia entre una ecuación lineal y otra de reducción de sombras, es vuestro propio rostro. Un pájaro, un sapo, un árbol y algunas ramas. Nada es comparable a este silencio. De ninguna manera. El no ser es escaso, encarece las oportunidades.

lunes, 28 de noviembre de 2011



ES la sencillez. Siempre ajena al artificio, carece de ostentación, ingenua en el trato, pero inteligente. Sin doblez ni malicia.

Subo las escaleras. Infinitas, que me llevan a casa, a tu casa. Duele el cansancio. A mis años nunca había consentido tantos sentimientos de pena y de congoja. Es el íntimo amor, la eterna vida. La noche y sus afectos. Siempre es tarde, pues el tiempo es vida y es tierra.

Llego a la puerta pero sigo para arriba. Viajo a la azotea. Al tiempo del sentido: los jóvenes poetas, un antiguo linaje entre Platón y Novalis, un mundo temporal que invade nuestra alma. Esa es la sencillez.

Hay un eco en lo alto. Las estrellas y la noche repiten cuando digo. Nunca las constelaciones tuvieron su reposo. En plena oscuridad llega la luz. Es la claridad. La armonía. Este cielo es soledad.

He dejado tu casa para vivir contigo. He vuelto a la azotea y aún busco el anillo. No hay nada más. Un laberinto inmenso, un bosque con sus árboles, unas nubes con formas de poemas, un mar azul y piedras silenciosas. También vienen deseos, juventud, un sueño y la alegría.

Ese verso que no aparece sin espacio nunca brota, es un presentimiento. ¿O tal vez hay una fuerza superior que dice que estoy vivo? Es el prodigio, tan solo su presencia. No existe nada más allá.

domingo, 27 de noviembre de 2011



LA claridad y la armonía se encuentran en la naturaleza. Junto al mediodía. Pero hay otro momento exacto donde la poesía se convierte en misterio. Es en la caída de la tarde. Cuando oscurece pero no es de noche. La claridad se despide con un te quiero mucho y una lágrima, y la armonía inunda los ambientes. Hoy eran las 18:47 horas. Es el segundo amanecer del día.

Colinas, Rilke, JRJ, Claudio. Siempre es la claridad con misterio, en conveniente proporción, el concierto. La unión de los acordes verdaderos.

A esa hora conversaba con un escritor de Cádiz. Y lo hacíamos sobre los poetas que se van alejando de la poesía. ¿No será que la poesía se aleja de los poetas? Los abandona y pasan a ser no poetas. Es la poesía quien otorga, decide y presume de sus presentes.

JRJ explicó cómo la poesía vino a él. Fue ella quien buscó al poeta. No al contrario. Platón expulsó a los poetas, pero recibió a cambio la visita de la poesía.

La poesía abandona a los no poetas. Y todos están huérfanos.

He entrado en el laberinto. Laberint. ¡Qué palabra más bella!

sábado, 26 de noviembre de 2011



¿QUIÉN es verdadero? El amigo que promete la dicha y quedas los domingos para dar una vuelta. El poeta que halaga a los ojos y en la espalda traiciona. La mujer misteriosa que siempre cruza en traje de etiqueta. La impresora que avisa si se ha acabado el tóner.

¿Quién es la mentira? Los pájaros, el bosque, las hortensias nunca hablarán en falso. Es la naturaleza.

Con ganas de llorar, de gritar, levantar nuestros brazos para hacer aspavientos. En la naturaleza pervive lo sincero. No interesan escusas, ni chismes, ni mentiras. Un verso, dame un verso, un auténtico verso. Ese. Tengo bastante. Es la naturaleza: la verdad y la decencia.

viernes, 25 de noviembre de 2011



DEJO al poeta en su hotel. La luna dice que las intenciones nunca han sido ciertas. No pretendo dar oportunidades a nadie, ya que nadie es verdadero, ni siquiera el poeta.

La mitad de mi sueño ha estado con Borges, la otra con Lezama. Fingir es lo mismo que errar, por eso, cuando la luna llora, canto a los pájaros.

Un editor famoso, con solvencia y eficacia, ha dejado entrever que un hombre es la naturaleza propia de su instinto. Así, entre virtudes, hablo conmigo mismo.

He escuchado verdades, pamplinas y virtudes. Me quedo con lo puesto. Este viernes es mi cumpleaños y ya me han regalado a todo JRJ. A todo él, poeta de Moguer y verdadero. Las cartas de Puerto Rico, en el fondo, no importan. Es su obra la que admiro.

Un pájaro muy cuco, que entiende de pronombres, ha dicho que el instinto es como un cartoons, siempre estará animado.

jueves, 24 de noviembre de 2011



ME aburren los poetas que manifiestan sus intenciones. Un poeta es un sueño. Entre él y la vida, las causas segundas se consiguen nunca.

El anhelo es ilusión, pero si no sirves debes darte cuenta. Imaginar y recordar se superponen y confunden.

¡Y hay tanto lúcido suelto! Por ejemplo, en los escaparates de las librerías.

miércoles, 23 de noviembre de 2011



CUANDO leo a Bukowski me acuerdo de mis padres: “mi madre, mi padre y yo”. También viene a la cabeza el gato que nunca tuve. El beso a las mujeres. Los cabellos negros, la falda, los zapatos, el mono o la melancolía. La ducha, el timbre del recreo, el tren o el efecto invernadero.

Existencia por encima de la más falsa experiencia. ¿De qué sirve la forma formidable si el fondo es el camino, la casa, la mansión de la posibilidad? Me aburren los versos que no están escritos sudacamente. Esto es, escritos por pamplinas, muy bien, pero que dicen poco. La belleza me sobra. La construcción magnífica es un hombre mayor. Quiero a los niños, simplemente a los niños: la ingenuidad, la chispa, frescura, irrupción.

Escribe igual fulano que mengano. Y sentados en la misma mesa parecen un cortejo de viejas en torno a la experiencia. Es la indecencia. La cotidianeidad.

Le he quitado sal a la vida. Cerca de los cincuenta todo quema. No tengo hermanas y ninguna está en la cárcel. Tengo hermanos, varones. Y me pierde el alma cada vez que los siento. Es la existencia. El pulso al mediodía.

Vuelvo a Dante y a Auden. La historia es una verdad, una ley, el patrimonio de la mañana. Entre tanta basura recorro los jardines de Estambul. Hoy ha dicho Susana que el negro la ha tentado. Te guardaré en la memoria si los ángeles son negros.

Muere abril como lo hará mayo. Hemos negado mucho. Desdeñar la palabra, el verso o el misterio. Una bruja muy crédula ha recitado un poema de Charles. A las chicas del hotel no las conozco.

Mis padres han salido a cenar esta noche. Ocurrió en los setenta. Salieron una vez, fue en diciembre, nuestro mes más completo.

martes, 22 de noviembre de 2011



EL sueño de todo ser humano, vivo y sano, es hacer el amor un día sudacamente. Esto es, con la pasión genérica que se saltan los cánones. Sin interferencias, ni ausencias. Sin desconciertos. De forma tan intensa que viajes de cuna a sepultura en una sola noche.

Lleva sus riesgos. Tintín puede ampararse porque es un cartoons. Nosotros, las personas -entiéndase persona como término oblicuo-, perdemos los papeles por una ópera de Delibes, una visita a La Scala, o un piropo de amor a Bianca Castafiore. (A ella le gusta que bajito y al oído le recites el verso de Adrián de Prado: “cuando le ensalzas pienso que le ofendes”.




TINTÍN PIERDE LA VIRGINIDAD EN LA SCALA

Lo decía Tintín mientras ladrabas:
Milou, debes latir con propiedad extrema
todo aquello que piensas, buen amigo”.
Pero el pobre fox seguía empeñado
en tomar esa gota de whisky mal vertida
de la falda de Bianca, Castafiori.

Irma siempre molesta. Quería atrapar
sus pechos con las manos. El perro,
tan listo zorrero como leal amante,
mordía un dedo del pie y acariciaba
pausado sus pelotas. Bianca gime.
Tintín ha perdido la virginidad en La Scala.
Hicieron el amor sudacamente.

De fondo Lakmé. Delibes argumenta,
es muy retórico y a veces cursi.
Léo llora entre las flores. El joven
tiembla y sonríe. Bianca gime.

¡Qué mala cara tiene la pollito!



De Cartoons (2011).

lunes, 21 de noviembre de 2011



LOS árboles son rojos cuando el sol les calienta, y en la tierra de gracia la estrella se ha quedado para vivir conmigo. Las llamas de las velas se mueven con el aire. Hacen oscilaciones determinadas. La marrón con olor a chocolate tiene el vaivén a su izquierda. La roja de fragancia de flores múltiples titubea a la derecha.

He buscado corrientes de aire, brisas, soplos enérgicos, nada es lo que parece. Una sombra con mucha vanidad y demasiado engreimiento ha alterado los usos, dice estar fatigada, quiere recobrar fuerzas sobre la piel del mundo.

He cedido un espacio, una órbita sin diversión, he vendido mi mundo sin las fantasías. No me apetece nada, vuelvo a no hablar con nadie, ni a responder correos. He apagado el teléfono de los miércoles, el de abril lo he dejado en el cajón de marzo. Pido que vuelvas y tengo frío. Es la contradicción.

Quiero ser un movimiento alternativo. En poesía como en el riesgo la verdad siempre es constancia.

domingo, 20 de noviembre de 2011



HAY una niña loca gritando a las puertas del laberinto, en el centro del bosque. Mientras leía una entrevista a TRR la niña loca levantaba la voz. He cerrado los ojos, he calculado el precio de este sueño para reprender, aborrecerla. No he tenido fortuna.

Es la mediocridad. Este país está repleto de escritores de poco mérito. Ellos son los que auguran, los que sostienen el tronco de la encina más grande. Pero son ramas secas. Hay que permanecer ajeno a la religión, a la política, no apartarse es panfletario.

Hay que ser rama verdeante, naciente. Las lecturas son hojas, la calidad la savia. Esa es la independencia. Favorecer el silencio, amparar la soledad. La verdad es un camino que conduce hasta el centro, es el ensanchamiento.

Esa niña loca busca un sillón en la Real Academia, una letra, simplemente una letra. Minúscula o mayúscula. Pero todavía faltan palabras en el diccionario. Es la mediocridad.

Conocía desde hace muchos años la grandeza de la obra de JRJ, pero ahora, mientras converso con Tomás, hablamos del Rilke español. Vuelvo a cerrar los ojos y digo mucho más, es mucho más. Es más grande que esos inmensos poetas de nuestra vieja Europa. No hay letras ni palabras –aunque falten-. ¿Y esa definición que no aparece?

La niña loca ha mejorado el aspecto pero no la condición. Hay diferentes tipos de mediocridades. Está la pura, la que viaja en un chasis de cartón. La que, envuelta en terciopelo, no alcanza ni la “a”. La de la niña loca. La del poeta social. La que nunca está en riesgo y siempre en contingencia. Es la mediocridad.

Y en tan grande despotismo Platón los distribuye entre las artes, es su vergüenza. El pudor, la justicia y la naturaleza.

¿Fortuna o merienda de negros? Los mediocres ni son Sócrates, ni están amparados por daímõn, ni conocen el ímpetu, el esfuerzo, la paideia. Son lo mismo, siempre más de lo mismo.

Hoy vuelve a hacerse tarde. En Madrid no hace frío. A las puertas del María Guerrero espera Pablo. Tengo que buscar mi paradigma. Cierro los ojos y recito el verso de Francisco de la Torre: “Sigo, silencio, tu estrellado manto”.

sábado, 19 de noviembre de 2011



MAFALDA y Betty Boop han pasado la tarde en el porche. Hemos hablado mucho, de las nubes y sus formas, de los pájaros, de la precariedad. Incluso hemos jugado a descubrir figuras en el cielo. No apareció la nube con forma de poema, pero un águila real se divisaba.

Nos siguen teorizando. Que si el distanciamiento o la argumentación, discordia y permanencia. Hay poesía contemporánea que tiene menopausia. Sus autores –creyendo haber llegado al climaterio- cesan de la verdad y sus recursos.

Ocurre en todas partes, no hay que preocuparse. Algunos cortan orejas y en casa, en silencio y soledad, acaban con el rabo entre las piernas. Las jóvenes promesas pasan de los cuarenta.

Una tórtola turca ha recitado un poema de Luis García Montero. Dice que le apasiona. No sé qué de Granada y sus afinidades (políticas se entienden). Tomo el libro de Parra y al azar leo un verso, cualquiera. La tórtola se marcha no sin antes dejar algunas lágrimas.

Cuando me identifico me confundo. En cuna o sepultura. Y recito estos versos de Colinas: “Escuchadme, Señor, tengo los miembros tristes. / Con la Revolución Francesa van muriendo / mis escasos amigos. Miradme, he recorrido / los países del mundo, las cárceles del mundo, / los lechos, los jardines, los mares, los conventos, / y he visto que no aceptan mi buena voluntad. / Fui abad entre los muros de Roma y era hermoso / ser soldado en las noches ardientes de Corfú. / A veces, he sonado un poco el violín / y vos sabéis, Señor, cómo trema Venecia / con la música y arden las islas y las cúpulas. / Escuchadme, Señor, de Madrid a Moscú / he viajado en vano, me persiguen los lobos / del Santo Oficio, llevo un huracán de lenguas / detrás de mi persona, de lenguas venenosas. / Y yo sólo deseo salvar mi claridad, / sonreír a la luz de cada nuevo día, / mostrar mi firme horror a todo lo que muere. / Señor, aquí me quedo en vuestra biblioteca, / traduzco a Homero, escribo de mis días de entonces, / sueño con los serrallos azules de Estambul.”

Solo faltan dos cosas para que sea perfecto: la azotea y la boda. Las cartoons ya se han ido.

viernes, 18 de noviembre de 2011



EL día que Pound falleció estaba sentado en una silla. Una silla de anea. Pablo me ha dicho hoy varias cosas sobre sus novelas que han elevado mi estado de ánimo, no de anea. Madrid se ha quedado pequeño. Mientras José Manuel tocaba el saxo, no dejaba de pensar en la injusticia que algunos ignorantes cometen con la obra de JRJ.

Como dice Andrés, Carmen Hernández Pinzón conoce la obra del poeta de Moguer mejor que nadie, y es que ella aporta un aspecto que los otros desconocen, la vida, el entorno, la majestuosidad.

JRJ fue un escritor inmenso, eterno e infinito. El 27 intentó paralizar su expansión pero, en el fondo, quedaron ridiculizados por su propio espanto.

Hoy un pájaro se ha posado en mi habitación con una imagen. No eran los personajes que aparecen en la foto de Granada. Tampoco los intelectuales de antaño. Solo era la verdad, la propiedad, la condición.

Hay dos opciones graves y una es la auténtica. JRJ deseaba, deseantemente, que la verdad fluyera. Su obra más importante permanece, y lo hará por los siglos de los siglos. No quieras esconderlo, nunca podrás hacerlo.

Lo auténtico es un pájaro, una silla de anea, un estado de ánimo que los otros no entienden. Debo darle las gracias a J.U. por una decisión que tomó hace unos años. Gracias a sus errores puedo leer lo cierto, puedo hacer lo que quiero, puedo reconocer que la filología no existe ni se enseña. Quiero darte las gracias sentado en una silla.

jueves, 17 de noviembre de 2011



La tía Juana solía decir que los veranos eran un regalo de dios, y el sudor de la frente era algo así como la expulsión de las malas intenciones. Desde entonces uso pañuelo, los instintos dañinos los guardo en el bolsillo.

Esta noche en la azotea he visto el cielo de Moguer. Me acompañaban Diego y Juan. Las luces del Puerto Rico molestaban. Mañana tendré que decir a Ernesto que apague el cartel luminoso más allá de las dos de la madrugada. José Antonio permanecía en la casa reparando el torso de un San Juan.

El poeta es un apóstol, un propagador del misterio, e inmediatamente después es la postura, la calificación del género.

Diego ha recitado “Mariposas negras” y Juan (el poeta que no el apóstol) poemas de El jardín mojado. He permanecido en silencio. Molestaban las luces. La claridad en la frente es el desorden, un grave desconcierto. Es la perturbación de los versos de otros, un simple impedimento.

Dicen que ahora José Antonio apenas recuerda. Ventura y otros amigos íntimos le cuidan en el día, por la noche descansa. José Antonio era bueno. Tenía la voz pequeña pero firme. La tía Juana falleció antes, mucho antes.

El esclarecimiento es nuestra voluntad, el centro donde se iluminan los espectros, lo visible y las malas intenciones.

miércoles, 16 de noviembre de 2011



EL verso de Machado que soportó una lágrima era un endecasílabo. Lo he recordado hoy, justo en la biblioteca. Bajaba de la azotea. Este mes de febrero nos llena de vergüenzas. Fonética, semántica, gramática. Es la argumentación, el eje discordante, una desavenencia en todo este proceso.

Opinas voluntades y dejas a otro lado la realidad del mundo. Los pájaros sonríen. Delibes argumenta. Lakmé representaba el secreto, ocultarse del mundo para ser fiel a ella, a los principios puros. ¿Cómo vamos a dejar la naturaleza ajena a la existencia?

Amor y desamor, eje de la discordia. Lo oculto y lo visible, idea fundamental de la poesía. Si tomas la manzana con dos manos, ¿dónde guardas la obligación? ¿Qué es la fama? ¿Una enmienda? ¿Una adición?

¿…quién / nos liberará / de nuestros liberadores? Es Parra. Su voz nos exime, nos desprende. Una vez fue una lágrima y ahora solo un verso.

En el cuarto de baño te he buscado y no estabas. He llamado, uno a uno, en todos los servicios. No he escuchado tu voz. En el espejo, escrito con carmín, el verso de Machado. Es la argumentación. La maldita discordia.

martes, 15 de noviembre de 2011



SI los pájaros hablan de filosofía les interrumpo. Todo estaba escrito, los presocráticos y Platón sentaron las bases de la historia del pensamiento. Todo es lo que definen. Todo es lo que acontece. Dos versos de don Nicanor me dejan de tener: “Perdonadme si pierdo la razón / en el jardín de la naturaleza”. Indagar es sentir, elevar el concepto que decae, obsesionarse con el mediodía, empeorar de salud y estar vivo.

Siguen faltando sombras, las palabras son el agua corriente del uso, de la estimación. Entre la permanencia y el distanciamiento malvive la discordia; justificamos límites, espacios, la primera unidad que reconoce a la tierra cuando es amable.

No podemos apartarnos de la naturaleza, ella otorga razones puras, símbolos. Hace frío, llueve, el sol y la luna son la llama de una vela. Existe una destreza que presume de sabia y solo vive en los peces. No enseña, carece de sabiduría, engaña. Es la argumentación. La luz deja de ser causa en la complicada opinión de una misma teoría.

Es el amor la caída del hombre, se inclina al desconcierto y no es pecado. Un poema es verdad si se ha hecho sangre. Lo dijo Juan Ramón: yo no podía cogerte con tu esencia. Primero la palabra, la estructura del mundo en base matemática. Si los pájaros tienen hambre somos materia.

lunes, 14 de noviembre de 2011



DECÍA Trapiello que la justicia poética es siempre justa incluso cuando no es poética. Y Paco Bejarano apuntaba: el precio de la libertad es la soledad, y prosigue: en la muchedumbre no hay soledad.

Es la poesía, lo que llena la vida del poeta las veinticuatro horas del día, el alimento que crece y vuela como el pájaro. Y no se escribe para nadie aunque sigan teorizando los otros y justificando su propia impotencia. Hay poco tiempo y el silencio avisa, debemos prepararnos, la llamada se repite en el centro de tu propia cabeza, ese bosque del yo en el nosotros.

¿Quién te quiere Javier? A menudo recuerdo esa pregunta, un antiguo verso, y mojo mis manos, las froto bajo el agua. El golpe de sudor y este olor a tierra satisfacen. ¿Hay algo más allá? Nombres, personas, libros, vidas, amistades. Nada es lo que parece. La verdad es esa gota de agua que recorre tu muslo mientras cierro los ojos.

El laberinto, a pesar de disponer de una coqueta entrada, es un círculo cerrado, la estancia del silencio, la servidumbre de la soledad. Es la permanencia, siempre es la permanencia. Perseverar en la constancia, habitando el silencio, en casa de la soledad. Sí, es la permanencia. ¿Y quiénes son los otros? ¿Importa acaso la muchedumbre?

domingo, 13 de noviembre de 2011



ES el distanciamiento. Hay lecturas que impactan, lugares, la memoria, un libro de poemas o tal vez un ensayo. Suena bien ese nombre, un autor, su pensamiento. Pasan los años y, ahora, todo es distanciamiento, se aleja, se enfría, no es lo mismo. Se ha hecho tarde.

Por eso, si escribo un poema lo arrojo al altillo del armario de mi cuarto. Cuando abro el portón caen muchos folios que vuelvo a elevar a las alturas. He recogido uno hoy de 1986.

Pero lo cierto, la verdad, lo que nunca se aleja, es Platón, Colinas, Parra, y algún que otro canalla que emite la fuerza sin necesidad de buscarla.

No hay distanciamiento en la pureza, ni en la esencia. Con la mitad de mi vida hago virutas, con la otra parte gotas de agua.

Es la transparencia, las imágenes que no cambian de tamaño ni de culto. Miro al grifo y su rebose, es la abundancia, la intensidad, el tono, la invasión de verdad sin el distanciamiento.

sábado, 12 de noviembre de 2011



HAY tres tipos de lecturas: de culto, de apreciación y de recorrido. El culto es tributo y admiración. La apreciación es el afecto sin medida. El recorrido es la distancia que existe entre lo malo y lo bueno, entre la ruta y el mapa.

Mi perro murió hace muchos años. Se llamaba Sultán. Era medio blanco y medio negro. Blanco parece negro o negro parece blanco. Su recorrido diario poseía la apreciación del culto.

En casa dispongo de tres habitaciones para guardar los libros. La amarilla contiene las obras de Parra, de Rosales, de Colinas, Eliot, Pound, Rilke, Claudio…

La azul está repleta de experiencia y diferencia, de sentimentalidad, gamonedas, robaynas, y otras medicinas naturales. Llena pero vacía (como el color del perro).

La roja tiene huecos, vanos, calamidades.

Los discos de cada estancia dan vueltas y vueltas, las revoluciones las marcan los versos.

Sultán, a veces, se aparece. Un ladrido feroz y una mirada. Son los ojos del perro, el culto y la apreciación al recorrido.

viernes, 11 de noviembre de 2011

"Mira que eres cabrón, Sánchez Menéndez" es un verso de Abel. La ilustración es de Pámpano Vaca, claro.






LO decía el poeta, y lo hizo sin pestañear: es muy tarde cuando descubrimos la realidad y el sentido común. Suele ocurrir fuera de tiempo, nos encontramos en esa línea imaginaria que separa la lucidez de la locura. El deterioro, a partir de ese momento, es rápido, veloz, preciso.

Las circunstancias impiden que la decisión acierte o marche vagando entre palabras.

Todos los hombres somos iguales, el ser humano muere, los árboles crecen, los pájaros sanos vuelan, las nubes caminan por el cielo a su ritmo. ¿Tenemos que puñetearnos día sí y día también?

¡Qué tarde es! Ha pasado otro día sin solución. Seguimos sin entender el motivo central, la disciplina, la justicia social, la propia vida. No busques soluciones, no existen. Ya, es tarde.

jueves, 10 de noviembre de 2011



EL tiempo me apasiona. Faltan horas, faltan palabras, faltan buenos poemas. Por eso se hace tarde. La duración de las cosas es muy escasa.

Una secuencia es un verso enquistado. Una oportunidad, una ocasión de fin sin conclusión.

Manrique utilizó un argumento humano para construir una elegía. El largo espacio se iba quedando corto, los actos sucesivos, es la modalidad del tiempo como verbo.

Recuerdo a Tomás Segovia, intentó descifrar el tiempo en “Vientos”. El poeta valenciano era un maestro de las ausencias.

Y todo es serenarse, encontrar el silencio de épocas pasadas, entretenerse en la exigencia de las circunstancias y siempre, conmigo mismo. En el compás de tres por ocho.

Ya ha vuelto a hacerse tarde.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Memorias de un comerciante de versos (Siete)



En el mundo editorial hay dos mafias fácilmente definibles. La primera son las asociaciones de editores y la segunda las distribuidoras.

Los amigos de los políticos de turno y menosprecio acaban como directores ejecutivos de las asociaciones de editores. Así, cuando había ayudas, estaban presentes en todos los repartos y favorecían a sus contactos, allegados o simpatizantes, amén embolsarse el máximo posible de la tarta. Se ha editado basura en este país. Si hablamos de crisis como derroche, en libros publicados se puede hacer una inmensa exposición de motivos.

Una comunidad autónoma mediocre, con publicaciones que inundan los sótanos de sus administraciones públicas, que se pudren, y ni siquiera llegan a las bibliotecas. Así es España, un país de cantina, mariachis y pelotazos.

Con la llegada de los recortes un conocido me enseñaba unas publicaciones, promovidas por una asociación de editores, sin más interés que el papel, la tinta y el olor. Las ayudas persisten para los enchufados, aunque no se tenga dinero para las farmacias.

Los editores asociados suelen tener una revista de reseñas donde publicitan sus obras. Las del ejecutivo salen en portada, las otras deben pagar un canon que oscila entre los libros editados en un año y las letras que el banco rechaza. Un pellizco.

Las distribuidoras llegan a controlar a las editoriales. Se llevan el 60% del precio de venta al público, pagan a noventa días y ¿quién controla sus liquidaciones? Dicen que tienen a unos comerciales que enseñan las novedades a las librerías y éstas deciden.

Así los autores siempre están enfadados con la editorial. Su libro no aparece en la papelería de la esquina de su casa junto a las novedades de Paulo Coelho o Pérez Reverte.

Los autores son graciosos. Quieren su obra en el escaparate, entre las lunas, en formato destacado y con un poco de neón.

Si ningún editor mandara sus novedades a las distribuidoras y remitieran, mediante una logística controlada, los libros directamente a las librerías, se acabaría una mafia. Pero claro, entonces te multarían de la asociación de editores. El director ejecutivo, enchufado y amigo del político que gobierna en la comunidad, tendría capacidad para controlar tus decisiones, incluso de retirar tus obras de la librería.

Por fiscalizar y manipular se hace hasta en los descuentos. ¿No se puede vender al precio que salga en gana? ¿No estamos en un país libre? ¿Qué siglo es éste?

Y entre todas estas cosas, el autor sigue llamándote, escribiéndote o mandándote sms, preguntando las librerías dónde se encuentra su obra magna. Es que tiene amigos que han ido a un lugar y no está su libro.

Un librero amigo y listo, me dijo una vez que había autores –con gafas de sol y gorro- que habían preguntado por una obra (suya y propia desde luego). La vanidad por encima de la cacharrería.

martes, 8 de noviembre de 2011

¿Qué quién ganó el debate ayer?



El del catering, sin lugar a dudas el del catering. Los chorizos y ladrones de los políticos y todos sus secuaces cenaron por 20.000 euros.

Y en crisis.



Hay un gorrión cejudo que no desea serlo. Se hace llamar pinzón y canta en todas las estaciones. Mientras le hablo otorga un repertorio regional que acompaña. Renegó de su especie cuando recibía clases de sonidos melodiosos en su juventud. Su pareja le abandonó por una paloma doméstica una noche de frío.

La escritura nos hace confundir las apariencias. Las cosas semejantes siempre están al revés. ¿Oyen? ¿Pueden escuchar? El verso de los mismos es igual, representa un oficio, muy buena construcción, ejecución correcta, perfecta compañía. Pero el pinzón no atiende, necesita el zarpazo, el golpe que le deje sin aliento. Los versos del silencio, esa chispa de mayor importancia. Lo que falta en los mismos que no tienen los otros.

Cuando al pinzón, gorrión o a esa ave, le recito a Colinas, viene la pausa. Es listo el renegado.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Memorias de un comerciante de versos (Uno)



Apunta Colinas que el tiempo es cruel con lo falso de la literatura. Más que excesivo es certero y acertado. Incluso diría que ocurre siempre. Es la otra realidad, la que no se conoce en vida.

Pero también esa otra realidad, que indica el autor de La tumba negra, es la poesía, la palabra que viene después de las razones que ya no sirven.

He leído un poema de un autor sudamericano que me ha fascinado. Y he llamado urgentemente y de inmediato. Así acontece la vida. El que pueda entender que atienda. Improvisar es error, juicio falso.

Uno ya se ha cansado de los envíos que aluden a la responsabilidad e incluso, de las opiniones, definiciones, vanas certezas. El descubrimiento es una virtud como también lo es la paciencia, la honestidad y el equilibrio.

He planteado publicar las liquidaciones de ventas de todos los autores que editan, de todos. Con nombre y apellidos (los dos). Más de uno derivará en sobresalto, es la otra realidad. Creo que hacemos un favor a las editoriales de la competencia. Las cartas de apresto y desagravio son tan excesivas que uno piensa en lo falso de la literatura.

Un autor muy conocido ofreció cinco mil euros por la publicación de un libro de poemas. Uno de los maquetadores, presto y veloz, dedujo que con esa cantidad se hubieran editado tres Vela de Gavia. Pero no se publicó. Otra editorial de poesía lo hizo.

Hay jóvenes que hasta ofrecen su conjunto de sentidos orgánicos por ver en papel sus versos. Y ante la negativa se autojustifican en la propia condición. Lo triste es que nunca verán la luz, lo que escriben no es poesía (algunas pueden ver la luz en manifestaciones terribles y no literarias). No me dolerán las críticas si no vienen de la otra realidad, la verdadera.

Ser editor es una cabronada. Una incomodidad. Una injusticia. Si no fuera por esa otra realidad, que pocos pueden observar, no merecería la pena.

Se hace tarde y vale la pena poder leer, descubrir, acertar o errar. Todas las razones nos sirven, absolutamente todas. Es tardísimo.