miércoles, 29 de septiembre de 2010

BlackJack



Ocultas los pezones con dos naipes, son ases.
El sexo lo arrebata una sota de bastos
con el pico doblado. Carta marcada,
silencio y una estricta pasión sin desamor.

La ventana entreabierta descubre
lo que queda de tu cuerpo, un sucio
tapete donde mil manos juegan.

El calor excesivo y ese rayo de sol
en el ombligo, me defraudan.
He perdido. La partida se acaba
y no me queda nada. Sin derecho
al tanteo, paso. No he podido plantarme.


The Face (cuarenta y dos) (Tercera Inclinación)



No me gusta escuchar. Pero hoy tocaba escuchar. Mejor, tenía que elegir. Entre una conferencia de Machado, la presentación de un libro de viajes o centrarme en la tauromaquia. Y al final decidí escuchar a Machado. Enrique fue muy ameno ante un público que tomaba notas.

No se debe escuchar. No siquiera oír. A veces ocurre que la educación determina tu grado de escucha. Pero ya he comprendido que en esta vida no se puede ser educado. No llegas a ningún sitio. Acaban llenándote la cabeza de cosas indeseables y al final, estallas.

Si eliges escuchar debes atenerte a las circunstancias. Las consecuencias pueden ser drásticas. Y eso te ocurre por ser educado. Intentas quedar bien con todos, sonreír, y acabas sentado en un sillón con cara de gilipollas.

Hay que mandar al carajo a quien se debe mandar al carajo. Hay que colgar el teléfono y no hacer caso a las impertinencias. ¿No habéis descubierto nunca que lo que escuchas nunca es real? La conveniencia establece la irrealidad, a su imagen y semejanza. Siempre. No existe nada más absurdo que oír lo que no se puede escuchar.

Ayer Machado me cautivó. Pero no escuchaba. Asimilaba conceptos y determinaba situaciones de la vida del poeta dignas de una película. Ahora que Lope está en la gran pantalla, la vida de Antonio también da para un largo.

Imagino a la joven Leonor Izquierdo del brazo de Antonio. Hombre serio, que nunca escuchó. Descubrió muy joven que oír lo que no se debe escuchar no le llevaría a ninguna parte. Y así fue. Estableció su vida en base a un fundamento. Pero eso será otro día.

Ahora voy a sonreír. Mandaré al carajo a cuatro o cinco, y colgaré el móvil trescientas veces, las mismas que nos llevan a no escuchar.


martes, 28 de septiembre de 2010

The Face (cuarenta y uno) (Tercera Inclinación)



He aprendido a jugar al “Mi Chi, mi Cha”. Si lo piensas fríamente se trata de una partida de cartas absurdas, pero con mucha gente, algo te diviertes. Y encima se utilizan unos diálogos pésimos. De vez en cuando el silencio es el protagonista.

Diez poetas jugando a ver quién es más gilipollas. Así es la poesía. Juegas con los versos como operas en tu vida. Descubro día a día que todo el mundo utiliza su intuición para favorecer intereses personales. Me canso del yo mi me conmigo, como también me canso de las amistades compartidas. La soledad es el vértigo del alma.

He comenzado el curso con mucho interés. Una sensación que voy perdiendo por momentos. Las llamadas entre sí no favorecen. Los discursos lamentables. No existe nada ni nadie que puede hacer cambiar mi opinión. Y lo peor de todo es que cada día estoy más cansado.

Puede que me oculte entre las encinas o mejor, que intente demostrar la infinitud del sentimiento. Es la alegría que se lleva el miedo. Las obsesiones del alma, de nuevo.

No pueden hacerme creer que alguien escribe bien porque su amigo lo dice. ¡Cállate! Te ha tocado el uno en “Mi Chi, mi Cha” y tienes que joderte.

Los poetas de la partida los elijo. Siempre. No consiento que agregues ilusiones, o amistades. La afinidad, como el acercamiento, son errores literarios. Y de gran magnitud. Piensen por un momento en las antologías literarias realizadas con afinidad. ¿Ya? ¿Tal vez García Martín en sus momentos iniciales? No, ahora existe un mayor acercamiento.

Y sigo escuchando el yo mi me conmigo. ¡Este tío nunca se va a cansar de dar carrete a sus lamentables escritos!

Hace unos días, en una cena lírica, un poeta me comentó qué grande era otro. Y disculpe usted, por más que intento no llego. ¿Estaré perdiendo capacidades? Le respondí con otro poeta, indicándole que cada día me gustaba menos lo que escribía. Su rostro cambio. Se volvió gris. Cometí el mayor de los insultos, el de la sinceridad.

Y así pasan los días, entre el cansancio y el golpe de frescor por las mañanas. Se han ido los rabilargos. Sólo quedan las arañas.


lunes, 27 de septiembre de 2010

¡La huelga general es un ejercicio de libertad!



Una huelga es un ejercicio de libertad, de independencia. Hay que respetar las opiniones de cada ciudadano, sus ideales, y sus actuaciones. Ocurre que los dirigentes sindicales de CCOO y UGT de este país deben ser juzgados como terroristas. Son asesinos de la ideología. ¡Quieren dejar a los españoles que hagan lo que les salga de las pelotas! Macarras de lo absurdo, incultos y lamentables seres que viven de las miserias del gobierno de turno.

Una huelga es un ejercicio de libertad –repito. Y como tal debe abandonar los piquetes, los insultos, las amenazas y las coacciones.

Uno

Antonio es un empleado de la hostelería. Hombre sensato. Padre de familia. Ha decidido no hacer huelga. Su único medio de transporte es el metro. Pero el día de la huelga, con servicios mínimos, llega a su puesto de trabajo cuatro horas más tarde. Su jefe, lo entiende, pero le indica que debería haber previsto una situación así. ¿A quién culpa Antonio?

Dos

Paco y María son sindicalistas de UGT. Desde jóvenes han apoyado al sindicato, y han dejado muchas horas de su vida al servicio de sus compañeros. Hombres sensatos. El día de la huelga general, y tras haber trabajado horas y horas en su preparación y difusión, acuden a la cabeza de la manifestación para saludar a sus dirigentes y acompañarlos en la lucha. Son empujados, y arrojados a la fila número diez. No pueden salir en la foto. No son nadie. En la foto sólo salen los líderes, que también tienen guardaespaldas.

Tres

Horacio es el gerente de un restaurante en el centro de Madrid. A su establecimiento acude la cúpula de CCOO para celebrar subvenciones y victorias en las negociaciones. Afiliado desde hace quince años a CCOO apoya la huelga y así se lo comunicó a sus empleados. No está de acuerdo con la reforma laboral y quiere dejarse sentir. Hombre sensato. Ha recibido la llamada del sindicato indicándole que el día de la huelga, la cúpula desea ir a comer a su negocio. Él les informa de su intención de hacer huelga y recibe el siguiente comentario: “Si no nos das de comer no acudiremos nunca más a tu tinglado”.


Ictus 19



Dije adiós
y la palabra nunca
desesperaba.


viernes, 24 de septiembre de 2010

The Face (cuarenta) (Tercera Inclinación)



Hoy (por ayer) recibí la llamada de mi madre indignada. Estaba leyendo La vida alrededor, y echaba en falta varias cosas importantes.

La primera, indicaba que no nací con comadrona. O bueno, sí. La comadreja estaba, pero se estaba comiendo todas las viandas. Y mi madre la llamaba gritando, se acercaba y decía: “¡Todavía no!”. Y así hasta que nací. Esa señora, de la que he hablado mucho, dejó vacía las bandejas, y su grandeza física ocupaba un sofá de dos plazas en su integridad.

La segunda, mis paseos por la calle Marqués de Comillas de Puerto Real camino del Colegio Santo Ángel. Con un babi que me llegaba hasta los tobillos. Y una cartera de mano, de cuero, que literalmente, y dicho por mi madre: “Era más grande que yo”.

Y la tercera, que promoví un régimen de adelgazamiento en mi propia madre. Cuando era pequeño me regaló un muñeco de Pluto, de goma. Se le quitaban las patas y la cabeza. Y me entretenía arrojando las extremidades por la ventana. Mi madre tenía que bajar las escaleras del caserón de Marqués de Comillas una vez, y otra vez. Su figura era sublime, no engordaba. Dice que al día podía hacer el recorrido unas cien veces.

Hoy (por ayer) vi a la mujer más bella del mundo. Un físico magnífico y un rostro espectacular. Fue en un supermercado de Sanlúcar La Mayor. Si hay que calificarla de uno a diez, le pondría dos mil, ¡qué digo!, infinito. Ocurre que al llegar a la caja para pagar, la tenía delante, y cuando abrió esa boquita toda expectación acabó en suicidio. Lo dicho, no sólo hay poner almohadas para tapar las cabezas, sino para evitar que hablen.

Hoy (por ayer) limité mi tiempo en las escusas y las contemplaciones. Atendí lo que tenía que atender y lo demás, lo dejo para hoy (por mañana).


jueves, 23 de septiembre de 2010

The Face (treinta y nueve) (Tercera Inclinación)



¡Qué buena persona es Ramón Simón! Directo, al grano y sentido. Como poeta ni hablo, no hace falta. Ya dije en una ocasión que las buenas personas eran buenos poetas. Y que los cabrones eran malos líricos.

Pues sí, Simón es grande. Y lo que más me gusta estando con él es no hablar de poesía mientras te tomas una cerveza (o diez).

Me alegró ver a Jesús Beades en mi casa. Mucho. Gran persona, gran poeta. Pero también me llamó la atención la iluminación de su rostro. Coincidí con él en varias ocasiones, pero nunca como hace unos días. Me llevé una gran sorpresa, y muy positiva.

Aurora y Olga son un sol. La Pimentel Igea es algo más que un sol. Es la única persona que se ha dado cuenta qué significa en mi vida La vida alrededor, la única. Y mira que hay gente en el mundo. Gracias Pimentel.

Y por lo demás escribo, recibo poemas para niños, y recuerdo la eterna noche con Jesús Cotta y José María Jurado. Gran noche. Feliz noche. El proyecto, precioso. La noche, mágica. Amén de la visita y las gracias a Julio Ariza.

Todo pasa, nada permanece, ni siquiera esta triste tarde oscura y mojada.


miércoles, 22 de septiembre de 2010

Act (Siete)



Dime de qué presumes y te diré cómo es tu mujer.


The Face (treinta y ocho) (Tercera Inclinación)



The Travel Book Cº. En Notting Hill. Junto a Portobello Road. Menudas manzanas he comido paseando entre los puestos ambulantes. Y hasta me fotografié en la pancarta de los actores. Londres es una ciudad de ensueño. De sueño.

¡Qué poco estilo literario! Renacimiento publica un libro de Rubén Caba, y titulado Topicario. Como el libro de Cotta. Podía haberlo titulado Nuevo Topicario o algo así. Pero la poca imaginación hace que acudan a la edición digital lamentable y al aprovechamiento del autor consagrado. Cotta, claro está. El tal Caba ese es un novato, un novato mayor. ¿O tal vez sea un autor consagrado? ¿Quién consagró a quién?

Les deseo mucho éxito. A los ejemplares encargados y a las erratas de taller. Como si de un Ariel Rot se tratara, en madrugada. Con edad y sin mentiras. Cotta es Cotta. Lo demás es eterno mientras dura, pero ocurre que la edad dice muy poco. ¡Este es el cachondeo de la literatura!

Aquí, con dimes y diretes al Golfo de Cádiz. ¡Qué pasión! Lucha y amor. Aragón es un genio real, tocable y existente. Y pobre de mí, que pretendo acertar en lo difícil.

Recuerdo al Místico luchando con Volador Venom. Y uno de los primeros vídeos de Natalia en México. Todo era un montaje. Que se lo digo yo. Un montaje publicitario y musical. He agarrado mi Custom. La he tocado en esta madrugada. Pablo se fue. Ángel quedó.

Sigo tocando la Custom. Da alegrías. Preparo ahora un libro sobre la crisis, para ganar unas perras. Unas mujeres perras sin ladrido. ¡La vida! ¡Lo que queda!

¡Qué bonita es la maleta María! ¡Un regalo pero que muy original!


martes, 21 de septiembre de 2010

Relaciones de estricta cortesía



Me encanta la forma de mover tus manos,
la sonrisa difundida entre la niebla
y esos ojos abiertos a la luz del abismo.

Esta suavidad de tu piel causa temblor,
hasta tus dedos son elegantes.

Pero por favor mujer, no abras la boca,
ciérrala para siempre. Callada estás
más guapa. Hoy tendré que taparte
la cabeza con la almohada.


The Face (treinta y siete) (Tercera Inclinación)



Me encanta la forma que tienes de mover las manos. No es original, es sublime. Fíjate como lo haces, aunque no te des cuenta. A Shuarma le encantan mis MM. Se los bebe todos rápidamente. Mueve las manos como quien abre una puerta. Juan Manuel es un duende, una persona tímida. Tiene ángel. Y mueve poco los brazos, tan solo, para tomar los MM.

Da gusto escuchar versos propios en canciones ajenas. Es una fascinación. Y no soy el Golfo de Cádiz (2005), como Alejandro Sanz y Juan Carlos Aragón por La Caleta. Todo es mucho más fácil. Es una forma diferente de mover las manos.

Lo de la huelga general me tiene preocupado. ¡No la hagan señores! ¡No hace falta! Total, si van a dar a los sindicatos tropecientos millones para formación, para que gasten en liberados y tapen huecos absurdos de su propia supervivencia. Los sindicatos deben vivir de las cuotas de afiliados. No existirían, se lo aseguro. ¡Qué vergüenza! Una huelga para joder. Entonces sí que movería las manos, pero para repartir hostias entre sindicalistas.

La clase política andaluza es lamentable. He tenido ocasión de reunirme con algunos, de partidos distintos, y dan pena. Pena, penita, pena. Menos clase que un lebrillo alicatado. ¡Y eso nos espera! Mueven los brazos para coger, vamos para trincar. Verbo agudo donde los haya. Los políticos deben leer más. Naturalmente libros y no cartillas de ahorros personales.

Para pagar la carrera, y sus excentricidades, trabajé en el BBC. Sí, en el BBC (Bodas Bautizos y Comuniones). El domingo me daban un sobrecito que moviendo las manos guardaba en el bolsillo. Al llegar a casa la mitad se la daba a mi madre. El resto lo utilizaba para comprar libros y para ingresar un poco en la cuenta de la Caja Postal de la Constitución.

Me encanta la forma que tienes de mirar. Siguen siendo las obsesiones del alma. La alegría que se lleva el miedo. Son las cosas que nunca quise decirte.


lunes, 20 de septiembre de 2010

The Face (treinta y seis) (Tercera Inclinación)



Cuando alguien fallece suelen decirse mentiras sobre él. Inventamos citas que nunca salieron de su boca, realizamos afirmaciones erróneas que nacen en nuestro subconsciente. La muerte de una persona provoca una reacción química falsa y conveniente. Ha muerto Labordeta. Y ha muerto mucha gente también. Son los principios de ironía, las obsesiones del alma.

Leo el último libro de Luis Alberto y disfruto. Lo hago porque entendí en un momento concreto el tono de su obra. La vida del poeta. Dicen algunos que el poema de Rita es genial, y poco más. Otros alaban el hecho que E G-M haya sido “objetivo” en La Gaceta, (¿se ha improvisado un guión definitivo?). Pero la realidad es que para Luis Alberto las mujeres y la comida, transportadas a un plano lírico y a una vida, ocupan más espacio en su poesía. Es la alegría que se lleva el miedo. Cuando Luis Alberto escribe un poema regala sonrisas; para él, el mundo es diferente. Y hay que conocer su obra y agradecerla.

Taravillo se mojó ayer, y lo hizo bien. Nunca aprecié la obra de Felipe Alcaraz, y ahora después de leer lo de ayer, aún menos. Mucho menos.

Para conjura la suya, algo irreal, incierto y lamentable. ¡Qué pena coño! ¿Realidad? Ninguna. Por favor Alcaraz, lea más, un poco más. Y no se centre sólo en Granada, que allí hace mucho frío.


viernes, 17 de septiembre de 2010

Entre tus brazos (1988)



Hay hombres que solamente viven por la libertad,
e incluso matan en nombre de Cristo,
que ponen nombre a las galaxias y suelen pelear,
si por un “tris” la tocan los vecinos,
que hacen del mundo una partida de ajedrez
y nos mueven a su antojo y a su manera,
hacen las cosas si eso les aporta un interés
y van a misa pa que dios les vea,
que se cambian,
que se quitan cuando ya no pueden soportar,
cuando ya no pueden chupar más
y se ven buenos cuando hay elecciones,
suelen tener una gran vida pintada y social,
¡Se creen que somos muñecos, pero da igual!


Comparsa Entre tus brazos (1988), original de Antonio Martínez Ares.


Recordatorio



No lo olviden. De vez en cuando hay que recordar. Este es un Cuaderno irreverente. Por eso me gusta perder seguidores.


Otro regalo mayor (¡Viva México cabrones!)





Un regalo





Juan Bonilla en El Mundo, junto a Isla de Siltolá (17/9/2010)





jueves, 16 de septiembre de 2010

Duquende



Que no me gusta Miguel Poveda. Nada. Es agradable pero nada más. Lo lanzarán y lanzarán y triunfará. ¿Dicen que ya ha triunfado? ¿Dónde?

Me gusta Camarón. Y vivo, Juan Cortés, Duquende. Eso es flamenco. Eso es cantar. Lo de Poveda, como de aficionado, con marketing. Mucho de eso.

Pero sobre gustos nada está escrito. Yo respeto a los que digan que les gusta Poveda. Y encima me cago en su puta madre. Les doy un regalito. ¡Viva la libertad!

Escuchen a Duquende, y seguro que después preguntaréis. ¿Quién era ese tal Poveda?


Ictus 18



Los de UGT
son unos gilipollas.
¡Menudos vídeos!


Ictus 17



Si me libero
dejaré el sindicato,
seré torero.


miércoles, 15 de septiembre de 2010

23 de septiembre



¡Joder con el equinocio!
Pensaba que era un momento
del año, y resultó una apuesta.
Las cartas en la mesa, siempre,
no escondas los dados, nunca.
Así te va la vida, mujer:
de duración indeterminada
a cópula infinita. Ya sabes
que las noches duran como
los polos, y a ti te cae la luz
sin la declinación. Estación
anual cuando coinciden.


La Poética



Siempre he odiado las poéticas. Teorizar por el método transitivo es absurdo. Se escribe y basta. En una ocasión, un poeta famoso, al que García Martín incluyó en una antología, (y todavía me pregunto por qué lo hizo) reunió en un salón a varias personas. Iba a hablar de su poesía. La mitad se marchó. Y del resto, el noventa por ciento permaneció dormido. El diez restante hacía sudokus.

En varias ocasiones me han pedido mi poética. Siempre la he negado. Pero un editor cubano insistió tanto a lo Fidel Castro, que no tuve más remedio que enviarle una. Contradecirlo suponía un discurso telefónico de infinitas horas. Hoy la recuerdo y permanece impasible. No me arrepiento ni siquiera de las comas.

En Última cordura (1993) publiqué mi única poética.


Escribo muy de tarde en tarde. No creo tener poética declarada. Motivado, tal vez, por la locura y por las situaciones cotidianas, los poemas se van configurando poco a poco, en un lenguaje coloquial pero con abundantes saltos irracionales.
Soy incapaz de escribir un libro. Escribo poemas o colecciones de poemas lógicos e ilógicos. Y lo hago porque no hay más remedio. El remedio es la causa del bien, y del mal.



Act (Cinco)



Dicen que el tiempo lo cura todo. Pero, ¿dónde está el tiempo para pedir una cita?


Agradecimientos (Diez)

martes, 14 de septiembre de 2010

Act (Cuatro)



Los poetas son como las cañaillas. Se guardan dentro lo mejor de sí mismos.


Act (Tres)



Los poetas son como los mecheros. Cargados de gas la llama es casi eterna. Pero muy a menudo se les gasta la piedra.


lunes, 13 de septiembre de 2010

The Face (treinta y cinco) (Tercera Inclinación)



TRR ha dado en el clavo. Ha creado un código elevado a la quinta capaz de destronar cualquier diario, y cualquier poema.

Ese a, e, i, o, u…, pasó a ser u, o, i, e, a

Un código vocal sin pretensiones, pero mucho mayor que el símbolo infinito. Sin las vocales no existe la palabra, ni siquiera el lenguaje. Sin las vocales los números apenas podrían ni pronunciarse.

Un retorno en el tiempo y cinco insinuaciones. La primera abierta. La segunda eterna. La tercera incapaz. La cuarta obsesionada. Y la quinta, la quinta es universal.

Lo imagino en Málaga, leyendo poemas tras la presentación de Cotta (¡vaya dos!), y recitando:

a

Y después, con un tono temblón:

e

Así hasta el infinito (“i”). Pasando por la oscuridad (“o”). Y siendo único (“u”).

Nunca dio tanto de sí una vocal. Y cinco, ya lo ven, como el acento, el respeto, y hasta el propio cansancio.

Las vocales permanecerán ingresadas en urgencias hasta que TRR desee. Recibirán transfusiones, suero, y alguna enfermera atractiva dirá:

¡ooooo!

Es la vocal. Una simple y consecuente vocal. La necesidad de un poema.


The Face (treinta y cuatro) (Tercera Inclinación)



Ayer observé una lucha feroz entre un rabilargo y una paloma torcal. Las plumas caían desde la encina. Plumas blancas. El rabilargo defendía su nido como en los mejores documentales de la 2.

Algún día acabaré con todas las arañas. Lo invaden todo. Están por todas partes. Apuré el insecticida pero no logré destruirlas. Son terroríficas. Las telarañas son parte del ambiente.

Me gustó que TRR escribiera una entrada con tanto sentido. Las vocales separadas de comas. Acuso envío insensato ordinario unidad. Las cinco tan unidas y a la vez tan distantes.

Una lucha de vocales será interesante. Muy apostólica. Pero de Coria.

Tuve que acudir por la A-472 a Castilleja del Campo. Estaba muerto. Como la mayoría de los municipios españoles. El calor y el desempleo hacen que las personas sean arañas. Y creen su propio ambiente.

Las peticiones las dejo para otro día. No mareemos a la filosofía. Tomaré entre las manos un disco de pizarra y bailarán las arañas. Bailarán. El disco será de Kiss.


domingo, 12 de septiembre de 2010

Reincidente



Los mercenarios indecentes, si además son poetas, se parecen a los tangas El Gustazo.

Esos del mercadillo. Los de imitación a leopardo.

Tangas El Gustazo,
si te tiras un peito
te da un latigazo.


(Thank you very much Lulu. It is very good)


TRR en Málaga

sábado, 11 de septiembre de 2010

viernes, 10 de septiembre de 2010

The Face (treinta y tres) (Tercera Inclinación)



Todos los escritores son unos tiesos. Algunos escriben en periódicos. Los que esperan ganar el oro y el moro se mueren de asco. Luego los tiesos son escritores. Los periódicos se mueren de asco. Y pobre aquel que espere ganar algo.

La miseria siempre ha acompañado al poeta. Salvo algún conde o duque que viene vagamente a la memoria, con suerte o consorte. Además de estrafalarios versos cortesanos de escaso valor literario.

Hambre nunca han pasado. Algunos se han comido lo que sea con tal de evitar el ayuno y la abstinencia. Pero nunca hicieron bien la digestión. De ahí esa máxima prudente, y bien resabiada, que indica que el poeta como los caracoles se beben su propio caldito.

Hace muchos años conocí a un escritor interesante. Además de llevar su casa a cuestas, también paseaba su producción. En los momentos de creación álgida, regalaba lo que escribía por la calle. Instaló una biblioteca de consulta en el metro y los estudiantes universitarios con inquietudes acudían a leer su poesía.

Una vez le quisieron avisar, pues había ganado un importante premio literario. Como en la plica indicó el metro como estancia permanente no lograron localizarle. El galardón pasó a otro poeta de renombrado apellido y pobre obra.

Cuando tomo entre las manos la obra del beneficiado, que indica siempre en su currículum, y en negrita, el premio conseguido, recuerdo el metro, las hojas de papel y su rostro.

No conservo ningún verso del poeta interesante, y eso que me regaló una infinidad de papelitos. Alguno viene a la cabeza incompleto.

Eso le pasó por tieso. Por no escribir en los diarios. Por regalar lo propio y olvidar lo ajeno. Por ser feo. Por guardar las palabras en una mochila de color azul. Por vivir. Por ser un gran poeta.


Mouse initialized

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Closed






Cerrado por defunción del ratón.

The Face (treinta y dos) (Tercera Inclinación)



¿Por qué siempre las feas van acompañadas de mujeres guapas? ¿Cómo es que las gordas siempre van con tías buenas? ¡Qué mal repartido está el mundo! En vez de errores tiene aproximaciones al éxito. Es una pena.

La definición de error como aproximación al éxito se la debo al profesor F. J. Mariano. Una mente lúcida y equitativa.

Todo en esta vida son aproximaciones al éxito.

La bonanza da paso a la templanza. Y la calidad la otorgan las obras de Cotta, de Trapiello y de T.R.R. Eso no es pena, es placer de lectura.

Estoy muy apenado, muy triste. La distribuidora quiere más libros de Aragón y menos de La vida alrededor. Claro, o se es famoso o se es una aproximación al éxito.

Una vez me preguntaron por qué editaba libros. Y respondí: “En vez de gastarme el dinero en gambas, prefiero editar libros”. Lo que no añadí fue que con el dinero que ganaba en las ediciones no tenía derecho, ni siquiera, a oler los bigotes del crustáceo. ¡Qué pena, coño!

Abel tiene una gran pena. Quiere hacer en su casa un porche nuevo. Nada, una columnita y un falso techo. Pero el ayuntamiento de Valencina, le exige un informe positivo del arqueólogo municipal. Sí, han oído bien, del arqueólogo. No vaya a ser que el albañil de turno, cuando abra una pequeña poza para cimentar la columna encuentre la momia de algún poeta que habitó en El Sitio. O tal vez, los restos irreconocibles de un verso de Neruda.

¿Qué hace un municipio como Valencina con un arqueólogo municipal? Lo dicho. La bonanza da paso a la templanza. Y para mantener lo creado hay que explotar. Ya sabe, si desea colocar un cuadro en su casa debe recibir las bendiciones arqueológicas, no vaya a ser que perfore las venas de Gamoneda.


martes, 7 de septiembre de 2010

The Face (treinta y uno) (Tercera Inclinación)



La ventana está manchada de agua. No es la lluvia que tarda en llegar, son los periquitos del riego. Uno se ha descontrolado y hace de las suyas. Me estaba duchando y he recibido un aporte extra. Los rayos de sol de la mañana, con el olor a humedad, reflejan un bello encuentro en las gotas de agua.

La tierra húmeda soporta las bellotas que caen de las encinas y las ramas secas de algunos árboles. Recuerdo a Machado, a Llamazares y a Colinas. León es un territorio muy especial. Todo es abundante con medida.

A veces fumo por la hierba y no sé qué hacer con las colillas. Las apago en agua y debo andar un trecho para tirarlas. Tendré que colocar “colilleros” en todos los árboles.

Cerca de mis pies se ha levantado una montaña de arena. He comprobado que además había dos montículos más. Es un topo que no ha visto mi presencia y removía su vida. Corro hacia el cuarto donde guardo las trampas, el veneno. A dios no le gustaba que matara a los topos. ¡Los odio!

Me gusta la forma de escribir de Antonio Moreno. Se parece algo a Trapiello. Me impresionó “Un apunte japonés”. Disfruté mucho.

Todo está en silencio. Es temprano. Si me muevo los pájaros van de un árbol a otro, pero nunca desaparecen.

Esta maldita tos me agota. A veces me cuesta respirar. Creo que es alergia. Alergia a la vida. Alergia a la muerte.

Una aproximación al desconcierto está casi concluido. He de añadir un poema más. El de la farmacéutica pelirroja. Y buscar ubicación a los ictus. Debo arreglar el periquito pero ya se ha parado. Ahora es más difícil. Las cosas se hacen mientras funcionan. La cara por delante. La vida alrededor.

Cuando todo concluye nada permanece. Ni siquiera la amistad. Acabas odiando tu suerte, tus muertos. Odias hasta el agua. No hablo. El silencio de los topos es el silencio propio. Vas fabricando unos carriles que no conducen a ninguna parte.

La tierra es fresca, y huele bien. Como el libro de poemas bueno. Lo tomas entre tus manos, lo acaricias y hasta lo hueles. ¡Mm, huele a fresas!


lunes, 6 de septiembre de 2010

The Face (treinta) (Tercera Inclinación)



Estoy con una aproximación al desconcierto. Como un niño al que le cambian los pañales. Pero en mi caso, los vuelvo a mojar prematuramente. Son los obstáculos del alma. Lo de siempre. Todo es igual y nada es diferente.

Espero, realmente, conseguir los objetivos propuestos. Tarden más o menos, pero disponer de ellos a ciencia cierta. No a tumba abierta. Y en esta vida. Nada de otra. Tengo derecho a manifestar la ira. Relaja.

Ya preparo los billetes para un largo viaje. Un viaje sin retorno. He de visitar a dios para despedirme de él y decirle cuatro cosas. ¡Nos tiene engañados! Acudiré al árbol donde habitan las cenizas y enterraré los pañales. ¡Es tan infantil!

Me aburre leer lo último que llega. La narrativa infumable. El ensayo desconcertante, y la poesía, ¡ah la poesía!, dejemos la opinión para mañana. Sabiendo que mañana será nunca y ese nunca es eterno.

Mi madre estaba triste y mi padre enfadado. Con ese planteamiento y el MM, mi estómago dejó de ejercitarse en la flora, y se hizo bacteriano. Completamente afín a unos recuerdos dejo la nostaljia para JRJ. Leo Mapa de Grecia de Badosa. Siempre me ha gustado. Jesús Lizano aporta. Mucha extensión pero lo poquito que asimilas llena, llena mucho.

Soy incapaz de leer más. Ahora llega el tiempo bueno. Y también vienen las moscas. Mientras las moscas se dejan ver encima de la mesa del porche, el libro las destruye. Un papel húmedo para limpiar los libros y señales de vida incierta en el cristal.

Esto es una aproximación al desatino. ¡Qué trabajo cuesta! Lo justo y necesario para seguir viviendo.


Ictus 16



Escribe versos,
ni ocho ni ochenta,
la Loca Brenes.


jueves, 2 de septiembre de 2010

El primer libro de poemas de Juan Carlos Aragón

The Face (veintinueve) (Tercera Inclinación)



Mi odio hacia las mujeres viene de antiguo. Nada más nacer una tía muy fea, gorda y con gafas, me arreó una serie de galletas en el culete para que llorara o llorase. ¡Qué cabreo pillé! Eso no era una comadrona, era una comadreja. Se llamaba Otilia, la muy jodida. Decían que en su casa era un sol, pero siempre la imaginé embotellada.

Con el paso del tiempo, al verla pasear por Puerto Real, intentaba vengarme, pero ella me reconocía y “cariñosamente” me saludaba dándome tortitas en la cara. “¡Qué mono te estás poniendo Javi!”. ¡Maldita mujer!

Después mi experiencia con las féminas pasaron por las empleadas que mi padre. Tenía una sastrería en el pueblo y en ella trabajaban chicas costureras. Lo de la reconversión de Astilleros fue verdad. Estaban todas reconvertidas. Me cogían y manipulaban mi propia esencia. No podía estar tranquilo. Decían que me querían mucho. ¡Mentira! ¡Mentira cochina! No me dejaban en paz ni un solo momento.

Mi madre, también mujer, era buena. Pero siempre estaba triste. Y amargó mi crecimiento. Mi cariño real se fue desvirtuando hacia la incontinencia urinaria y el colon irritable.

Después la boda que organizó mi tía cuando tenía tres años. Y esa niña cursi y repelente con muñecas. Al altar con juguetes.

En el colegio, además de las cuarenta mil galletas recibidas (del hermano visitador y de otros profesores), pasaba desapercibido. Tal vez fue el momento más álgido de mi carrera. Pero pronto comenzaron los versos y la efervescencia masculina brotando a destajo. Jugué mucho al Scalextric. Yo solo. Y los mandos los tenía gastados, ya me entienden.

Si a una jovencita, con más tiros dados que la pistola de Bonanza, le recitaba unos poemas, me agarraba el paquete, y no el de Ducados precisamente. Y desde luego no acababa nunca de entender la similitud que tenían los versos con la nicotina.

Pasaron los años y la verdad se convirtió en misterio. Otilia, las empleadas, mi madre, la tía de mi padre, la fumadora empedernida. Todas guardan un mal recuerdo en mi memoria. Tal vez, como el sufrimiento anónimo del propio secreto.


miércoles, 1 de septiembre de 2010

The Face (veintiocho) (Tercera Inclinación)



¡Qué desagradecidos son los poetas! ¡Qué capullos! ¡Imbéciles! No se salva ni dios, a estas alturas vamos a tener que desarmar el cortijo y con la de cañones recortados ponernos a pegar tiros. ¡Pedazos de desalmados! Reseñas, acuses de recibo, insinuaciones. Vamos, que uno no tiene tiempo ni de leer a Parra por las noches.

¿Y qué me dicen de los líricos amantes de las patatas fritas? ¡Ordinarios! ¡Vulgares! Una presita en la integridad y un suspiro en la profundidad. ¡Mamones! El que es padre porque le ve las orejas al lobo, el que es facha porque se morirá de izquierdas, y ustedes, sí ustedes, los que están siempre mariconeando por las esquinas, alabando mutuamente sus creaciones al yo-me-mí-conmigo. Ustedes los soberbios de espíritu. Los aconsejadores de la virtud manida. Ustedes, me la traéis floja, flojísima.

Las papas fritas engordan
porque tienen hidratos,
las papas hay que comerlas
guisás, guisás, guisás.


Pero por favor, no se mueran todavía, que no han llegado a la edad de puticientos años, cuando a los hombres les falla la cabeza, la cabeza del fémur, claro está.

Y, ¿qué me dicen de los blogueros? ¡Menudos hijos de puta! Con esa carita de no romper un plato en el perfil acústico, contador manipulado, fotitos de libros o animales, o paisajes o copyright, ¡cabroncetes!

La modestia, “modestina” que llamaba mi abuela, existe como los ángeles de Charlie. Y a dos manos. Suspiros de España en La Caleta. ¡Déjenme dormir un ratito! Que las reseñas las haga Luis Alberto o García Martín, que son unos máquinas. Y pásense a la edición digital, la mayor horteridad del siglo XXI. Vamos, pásense, y olviden los stocks de almacén, las devoluciones de los distribuidores. Y de paso, por favor, pidan a los reyes un ebook. Limpio, puro y da esplendor. En la yerba, claro.


Lapsus 16



Una ilusión:
tres chinos boca abajo
y un florero.


The Face (veintisiete) (Tercera Inclinación)



Dos grupos de conocidos. A una distancia prudente. No interfieren pero sí observan. Uno de los grupos lee poesía mientras escucha música pop actual. El volumen, considerable. Tercera inclinación.

El otro grupo cotillea. Murmulla. Mira de reojo y de vez en cuando, sonríe. Y siguen cuchicheando. Primera inclinación, o mejor, primitivos flamencos. Un miembro de este segundo grupo saca del bolsillo un paquete de pipas. ¡Qué ordinariez! Y todos muerden arrojando la dureza al suelo.

Deberían enseñar la tercera inclinación a los jóvenes en los centros educativos. Sobre todo a los concertados. Hay un centro famoso, y de renombrado carácter gilipollas en una ciudad próxima. Los docentes del centro, salvo honrosas excepciones, no han aprobado ni siquiera la asignatura Inclinación de la Ciudadanía. En esos exámenes que la delegación de turno debería realizar para comprobar la idoneidad del capullo-guión-capulla.

En ese centro, donde estudiaron todos los integrantes del segundo grupo, habita el olvido presente, y una profesora de carácter dinámico y elemental. Su nombre R.G. sin más, para qué complicarnos la vida.

Odia su trabajo. Amargada de profesión en los ratos libres (todas las horas lectivas del día), enseña vergüenzas y limitaciones. Incapaz de afrontar una desesperanza morirá como los tristes, en el sueño de la insolencia.

Esta noche he vuelto a recibir compañía. He sentido su cercanía, su olor, su sudor. En algunas ocasiones he oído su respiración. Con un brote de valentía miré, me levanté y hasta encendí la luz. Nada. Pero estaba allí. No consigo descubrir qué significado tiene su presencia. Pero es real.

Los grupos de conocidos prosiguen su afinidad. Son indefinibles. Observo a una distancia considerable. No se marchan. Están y son. Representan la equidad.

Vienen a visitarme los vivos. Los muertos se esconden. Quiero descubrir su representación.