miércoles, 18 de agosto de 2010

Crímenes pasionales



Hoy Aznar ha estado en Melilla. Parece que va a provocar un conflicto político nacional. Lo ha hecho bien. Primero llamó a Rajoy, pero estaba durmiendo la siesta. Rajoy duerme la siesta con pijama, gorro y osito. Todos los días. Al osito le habla en dialecto zulú. Le dice, “¡Cógeme el mandongo, mondingo!”.

Aznar, después de varios intentos, dejó un mensaje en el contestador del popular: “Mariano, que me voy a Melilla, pero no te lo tomes a mal. ¡Y deja de joder al pobre osito!”.

Tras su comparecencia fueron a almorzar. Al restaurante “El frontal de Riquelme”. Un clásico en Melilla. Los asiduos repiten y suelen solicitar el fantástico cuscús que elabora la hija del propietario. Debes coger buena mesa, ya que si no, nunca te llega el manjar, y esos desalmados que se apoltronan junto a la cocina, acaban con todo muy pronto. Y de camarero el presidente de la comunidad, el que cobra. Entre trabajo y trabajo hecha unas horas en el restaurante. Tiene más pluriempleos que la Pajín.

Tras el almuerzo, y al salir del establecimiento, un periodista español preguntó a ex presidente sobre la violencia de género y el nuevo macro ministerio de mi paisana, la Bibiana. Aznar al comprobar que era de El País, le dijo con voz seria: “¡Váyase, muy mucho, al carajo!”.

Lo de la violencia de género no tiene nombre. No sé si recuerdan que hace años, en los kioscos, la prensa se visualizaba colgada con pinzas de madera en unos cordelillos. Y entre esas cabeceras periódicas existía una que nos atraía, “El Caso”.

Además de las secciones fijas de entrevistas, actualidad, sucesos, casos macabros y demás defunciones, una llenaba numerosas páginas del medio: crimen pasional.

Toda la vida, páginas y páginas de crímenes pasionales. Lo que ahora es violencia de género antes se llamaba crimen pasional. Muertes ha habido siempre, para que engañarnos. Se ha matado, lo que se tenía que matar.

Una vez le pregunté a un amigo, “¿Oye, tú pegas a tu mujer?”. Y me responde, “Yo sólo la empujo un poquito”.

¿Y por eso hay que tener un ministerio? Al amigo también pregunté qué porcentajes de hombres son maltratados por sus parejas, y respondió rápidamente, “¡El cien por cien Javier! ¡El cien por cien!” Y agregó, “No salimos tanto en la prensa, porque nos van matando poco a poco”.