jueves, 12 de noviembre de 2009

El perdón público: Arriba y Abajo



Hace años me pidieron que fuera el pregonero de la Cruz de Arriba de Villarrasa. Para quien no conozca este pueblo de Huelva, debo indicarle que desde hace mucho tiempo mantiene una rivalidad entre sus dos grandes espíritus. La Cruz de Arriba y la Cruz de Abajo. La esencia del municipio manifestada incluso entre las propias familias.

Invitado a tal evento, y de protagonista, acudí antes de tiempo con objeto de conocer de cerca la antropología cultural de los devotos.

Todo fue generosidad. Una calle completa, tal vez varias, con las puertas abiertas. La semana grande de la Cruz de Arriba. Como el Rocío, pero a lo bestia. En menor espacio más grandeza social.

Y no pararon de hacerme entrar de una casa en otra. Toda la tarde estrechando manos y brindando con los seguidores de Arriba.

Cuando llegó el momento del pregón, y sobre el estrado, descubrí que la articulación de las palabras era poco coherente. Cerré los ojos y pensé. Tenía dos opciones, la primera salir corriendo antes de hacer un ridículo espantoso. Pero ¿sería capaz de correr en mi estado o me lincharían antes?

La segunda opción la llevé a cabo. En ese estado nada fingido, leí el pregón completo, completísimo. De vez en cuando me tambaleaba por los efectos beodos, pero mecía el ritmo como buen hermano de Arriba.

Desde lo alto, no descubrí los asombrados rostros de los buenos vecinos. Me dijeron que la cadena local grabó la vergüenza.

Esa segundo opción tenía otra parte, al terminar y dar las gracias, salir corriendo. Me montaron en un coche y a volar.

Quiero pedir disculpas al municipio de Villarrasa de Huelva, y a sus devotos fieles de la Santa Cruz de Arriba. A todos, perdón. Los de Abajo se reirían un rato, y seguro que su pregonero el día del ofertorio no bebió lo que yo.

Han pasado unos años, y de vez en cuando paso por el pueblo. La gente es magnífica. Gracias y disculpas.


16 comentarios:

Dyhego dijo...

JAVIER:
Seguro que si tu habías alcanzado el punto, los lugareños llevarían por lo menos puntos suspensivos.
¡Y con el "tórpex" se puede borrar todo, todo y todo!
Salu2

Jesús Cotta Lobato dijo...

¡Lo que me habría gustado asistir al pregón!

Liliana G. dijo...

Me ha causado mucha gracia tu historia, Javier, y que también me perdonen los de Arriba, pero te imaginé brindando en cada casa del pueblo y no me explico siquiera cómo llegaste al estrado, aunque me palpito que te han puesto allí sin que lo notaras :)

Si por esos lares la pasan tan bien con los festejos religiosos, no quiero saber cómo la pasarán en una boda, por ejemplo...

Besos y abrazos.

mangeles dijo...

Una de las buenas cosas que tienen los Britis, es que no se averguenzan de beber. Dá igual lo que ocurra, nadie se averguenza de lo que ocurre.

Eso es coherencia.

Y seguro, seguro, que algunos de Villarriba se avergonzaron, pero muchos otros disfrutarían de la fiesta, del pregón y de tenerte entre ellos.

Un beso, Javier.

Joaquín dijo...

Me pongo en tu pellejo, "insolente".

Buenos días nos dé Dios.

Capitán dijo...

Así se hace, con dos cojones, una vez perdidos, al río, sin duda optaste por la mejor opción, y además seguro que los de Abajo envidiaron secretamente a los de Arriba, el tuyo será el pregón más recordado sin duda.

Un abrazo

Juan Antonio González Romano dijo...

Ese vídeo al youtube, ¡¡ya!! Seguro que competía con el de Arrabal y el milenarismo...
Un abrazo.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Gracias Diego.

Un abrazo.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Lo siento Jesús, fue duro.

Gracias.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Un abrazo Liliana.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Un abrazo Mangeles.

Gracias.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Gracias Joaquín.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Gracias Capitán.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Un abrazo Juan Antonio.

Raúl dijo...

Menudo apuro debiste de pasar.
Un saludo.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Gracias Raul.

La verdad es que no me enteré mientras estaba arriba. La culpa el estado.

Después llegó la bajona.

Gracias y un abrazo.