sábado, 25 de abril de 2009

Todos los niños éramos cabrones



COMENZAR con el tiempo y recrearlo
es un acto de amor indefinido.

Recordar las primeras palabras
que se dicen al padre o a la madre
y querer servir, necesitamos rendir
como si fuera algo negociable.

Y ese lenguaje lo vamos aprendiendo
con los primeros pasos.

Nuestro comienzo es amplio.

De pequeño,
todos los niños éramos cabrones.

26 comentarios:

Liliana G. dijo...

Recrear es volver, anclarse por un instante en las postrimerías del pasado para rendirle el homenaje que el pasado se merece.
Nuestro comienzo es de amplios horizontes porque en la vida el camino es largo y el peregrinar es duro.
Los niños deben ser todo lo que ellos quieran, pues de grandes podrán ser sólo parte de aquellos sueños.

Tu poema es un "acto de amor definido".

Un cariño grande, Javi, y que los nuevos vientos traigan consigo nuevas experiencias pero las mismas intenciones que hasta ahora te han movido.

MiLaGroS dijo...

Es la primera vez que entro en tu blog y te
saludo. Yo tambiién te voy a enlazar. Un abrazo. milagros

Julio dijo...

Algunos no han dejado de serlo, querido amigo

Máster en nubes dijo...

Buenas noches, Javier. Tengo la sensación de que la infancia es una caja que se cierra en un punto, luego ya no puedes meter o sacar nada, sólo mover la caja ya cerrada para que se recoloque de alguna manera lo que hay dentro. Un abrazo desde Dublín y una copa
Aurora

Julio dijo...

El desarrollo de las habilidades lingüísticas y su relación con nuestros instintos es uno de los grandes misterios que nunca se desentrañarán.
Un abrazo, amigo

Peggy dijo...

Y algunos de creciditos tambien....

Amadeo Romero dijo...

Voto a brios, cuanto cabrón por estos lares.

Carmen Conde Sedemiuqse dijo...

Precioso tu escrito.

Los niños absorven todo lo que ven de los mayores....por eso seguramente serian unos....
imitando a sus mayores.
Yo creo que la vida es un acto de comienzo,a cada instante estamos comenzando.

Besos y amor
je

Anónimo dijo...

Pues sí, estoy de acuerdo contigo plenamente... De niños todos fuimos cabrones... Un saludo

Emma Núñez dijo...

Y si lo éramos quizá fuera porque por nuestra infantilidad nos costaba razonar, pero la razón sigue sin aparecer en las cabezas de algunos adultos.
Saludos Javier y gracias por seguirme.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Liliana, eres un gran sol.

Muchas gracias por todo.

Creo que sí, que vas teniendo razón.

Un fuerte abrazo.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Gracias Milagros, es un placer.

Un abrazo.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Julio, esas habilidades siempre están, y son una gran incógnita, grande.

Sobre que no han dejado de serlos, los sabemos, no por viejos, sí por sabios.

Un fuerte abrazo.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Buen viaje, buenas vacaciones y mejor vino, querida Aurora.

La infancia es la vuelta al origen.

Siempre he dicho y he pensado que quien sea capaz de volver a la infancia, lo tiene todo, todo.

Un fuerte abrazo.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Querida Peggy, y la mayoría de los creciditos diría yo.

Un abrazo.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Buenas noches Amadeo.

Me alegra verte por este mundo.

Sabes, tu padre me dio clases hace muchos años. Yo fui aquella persona a la que dejó sus libros cuando falleció.

Un fuerte abrazo Amadeo.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Gracias sedemiuqse, tienes mucha razón.

Como decía a Aurora, la infancia, además de ser el origen, es donde todo escritor anhela volver en sus momentos más delicados.

Un fuerte abrazo.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Gracias India, muchas gracias.

Un abrazo.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Gracias a ti Emma, es un placer.

Un abrazo.

Dyhego dijo...

JAVIER:
Una vez le oí decir a alguien que los niños no son egoistas sino egocéntricos y tienen que ser necesariamente esto último para poder crecer. Según tus tesis, fuimos todos cabrones (no olvides el femenino, que la/lo ministra/o Aída/Aido te va a dar un sopapo o una sopapa). Lo difícil es saber en qué momento esa cabronería se controla o se descontrola. Firmemente creo que el fin del niñez está relacionado con los Reyes Mayos, y no digo más que "to se sabe".
Un saludo.

Dyhego dijo...

JAVIER:
No sé si te va a molestar lo que te voy a decir, pero prefiero la foto anterior.
De todos modos, eres muy libre de darte a conocer como mejor te parezca.
Salu2

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Gracias Dyhego, la foto anterior la he perdido, se ha "perdido" junto a otras cosillas del Cuaderno.

Estoy en ello para recuperarla. A mí también me gustaba más.

Por cierto, la cabronería siempre se puede controlar, como el acelerador de los coches.

Un abrazo.

Dyhego dijo...

JAVIER:
A ver si puedes explicar qué ha pasado, estoy muy intrigado. Vamos, si quieres y si no me meto donde no me llaman claro.
salu2

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Dyhego, ya he encontrado la foto, y algunas entradillas, que iremos metiendo, "si nos dejan".

Me envias un email, y te explico, no vaya a ser que...

Un abrazo.

Juan Carlos Garrido dijo...

De niños hacemos gala de una crueldad inconsciente, de una curiosidad inagotable y una candidez envidiable. La socialización, la educación y , sobre todo el tiempo, liman todas estas aristas y dejan todo reducido a la suave uniformidad de lo mediocre.

Esó sí, cabrones, lo son un rato. La lectura de "El señor de las moscas" te inquieta tanto porque en el fondo uno sabe que lo que allí se cuenta es la pura verdad (y, a lo mejor, se queda un poco corto).

Saludos.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Gracias Juan Carlos, cuanta razón y experiencia juntas transmites¡¡

El libro que recomiendas, lo apunto.

Un fuerte abrazo.